La Liga Árabe ofrece paz a Israel a cambio de su retirada de los territorios
La 'Declaración de Beirut' respalda el plan saudí 'en el marco de una paz amplia'
La cumbre de la Liga Árabe logró presentar ayer, tras tensas y complejas negociaciones, una oferta de paz a Israel basada en la iniciativa del príncipe heredero saudí, Abdalá bin Abdelaziz. El documento de Beirut, con suficientes ambigüedades terminológicas en los aspectos más conflictivos, ofrece a Israel 'relaciones normales en el marco de una paz amplia' a cambio de la retirada total de los territorios árabes ocupados en Gaza, Cisjordania y el Golán y la aceptación de un Estado palestino independiente, con la capital en Jerusalén oriental.
La declaración sólo solicita el retorno de los refugiados palestinos de forma colateral. Al final, tras una cumbre tempestuosa a la que no pudo asistir Yasir Arafat, cautivo en Ramala, no quisieron acudir el rey Abdalá de Jordania ni el jefe del Estado de Egipto, Hosni Mubarak, y varias delegaciones abandonaron total, parcial o temporalmente, los países árabes han logrado un documento de consenso que, aunque marcado por los mínimos denominadores comunes, supone una oferta sin precedentes a su mortal enemigo durante más de medio siglo. Los acontecimientos en los territorios palestinos, sin embargo, se aceleraban ayer en su escalada violenta dando poco espacio a la esperanza.
Se trata de la primera gran iniciativa de paz panárabe y, al menos en su texto, la antítesis de la histórica reunión de la Liga Árabe en Jartum tras la guerra de los Seis Días de 1967, conocida como la cumbre de los tres noes: 'No a la paz con Israel, no a su reconocimiento, no a la negociación'. Mucho ha cambiado la situación, aunque tras los últimos acontecimientos son muchos los que piensan que el peligro de guerra es hoy mucho mayor que entonces.
El documento pide el apoyo de toda la comunidad internacional a la iniciativa, y en particular la asunción de la misma por parte del Consejo de Seguridad de la ONU, Estados Unidos, Rusia, la comunidad islámica y la Unión Europea. Especialmente de Washington, como se encargó de subrayar en conferencia de prensa el ministro de Asuntos Exteriores saudí, el príncipe Saud el Faisal: 'Cuando EE UU empuja a Israel hacia un compromiso, los israelíes escuchan. Ya es hora de que se le infiera sensatez a Sharon. Tiene la guerra en la cabeza. Y sólo EE UU pueden sacársela de la misma'.
Negros augurios
Pero en la propia presentación de la Declaración de Beirut se manifestaban los negros augurios que el acuerdo no ha podido despejar y que adquirieron carácter de alarma tras el atentado suicida de Netania del día anterior. 'Esto es un llamamiento a la paz y esperamos que en los próximos días nadie haga nada que lo haga fracasar', manifestó el ministro de Planificación de la Autoridad Palestina, Nabil Shaat. Faruk Kaddumi, portavoz de la delegación palestina, condenó el atentado de Netania. Pero se mostró convencido de que esto no sería suficiente para frenar una operación para la que Sharon, según opinión generalizada aquí, sólo esperaba un pretexto semejante. Aseguró que, aunque cuando estaba hablando ante la prensa en Beirut, aún no había habido represalias israelíes: 'Esperamos una amplia operación militar en las próximas horas'.
Desde su encierro en Ramala, Arafat comunicaba a la conferencia que temía por su seguridad física. Ayer se multiplicaban las voces que manifestaban que sin una intervención decidida de Washington para frenar los planes de Sharon, la región se hallaba al borde de un conflicto de imprevisibles consecuencias para todos. El secretario general de Naciones Unidas, Kofi Annan, que había intervenido durante la primera jornada de la cumbre, llamó ayer a Arafat y a Sharon para pedirles un inmediato alto el fuego que evite un escenario mucho más dantesco que el habido en pasadas semanas y meses.
Israel nunca había oído palabras tan conciliadoras procedentes de una cumbre árabe, sobre todo el pueblo israelí al que han querido desmarcar en Beirut en todo momento de la política de Sharon los mayores defensores de la iniciativa de paz. El ministro de Exteriores saudí sentenció: 'Éste es el camino de la seguridad. Israel no puede quedarse con la tierra y tener seguridad. Si lo hace, los Estados árabes pondrán fin al estado de guerra. Eso es lo que dará a Israel su seguridad'.
Fuentes de varias delegaciones manifestaron que se habían dejado fuera términos como el del 'derecho de todos los refugiados' ni lo que suponen 'todas las tierras árabes' para dar margen a la negociación posterior. Pero todo el Documento de Beirut, en el que 'por primera vez, todos los países árabes quieren hacer una propuesta común a Israel', como señalaba ayer el diario israelí Haaretz, puede ser 'nada', como decía uno de sus signatarios nada convencido, el presidente sirio Bachar el Asad.
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