El Ejército israelí da un ultimátum a Arafat para que se entregue
"El presidente nunca se rendirá", afirma un alto cargo palestino desde la sitiada Ramala
A última hora, la radio pública israelí aseguró que no estaba claro que los asesinos de Zeevi se encontraran junto a Arafat.
Zona militar cerrada. Con esas tres palabras, el Ejército israelí impide desde el jueves por la noche la entrada y salida de Ramala, salvo por razones humanitarias extremas. La prohibición alcanza a los periodistas, y el soldado devuelve las acreditaciones como si fueran un papel en blanco. Pero los militares han exhibido esta mañana para la prensa israelí las armas capturadas en el cuartel general de Arafat, y el argumento convence finalmente al oficial que está al otro lado del interfono.
'No intenten ir al centro de la ciudad porque los soldados se lo impedirán', advierte el responsable del control. No hay posibilidad de equivocarse. Antes de llegar a lo que era el puesto de coordinación entre israelíes y palestinos (DOC), un soldado apunta con su fusil al coche de los periodistas y toma posiciones detrás de un bloque de cemento, a la vez que hace gestos para que tomen la otra dirección. Se llega así a la base militar de Beit El, el cuartel general de las fuerzas israelíes en Cisjordania, a las afueras de Ramala.
Desde allí se divisa la parte norte de la ciudad. A menos de dos kilómetros en línea recta se halla Al Mokata, la sede de la presidencia palestina. Las calles parecen muertas hasta que de repente unos disparos de mortero son respondidos por ráfagas de ametralladora. El intercambio se repite varias veces más y sube de tono. Entonces suenan unos cañonazos.
El lenguaje de las armas
'Hay que hablarles en su mismo lenguaje; es lo único que entienden', explica un oficial israelí que sale al encuentro de los periodistas. 'Si se les habla con lenguaje europeo, responden disparando a tu ventana', añade, en referencia al tiro que la semana pasada alcanzó su oficina, justo allí al lado.
Más tarde, las imágenes filmadas por los reporteros que acompañan al Ejército mostrarán la causa de la escaramuza: una veintena de milicianos palestinos se habían hecho fuertes en un centro comercial y los soldados trataban de desalojarles. Al final, se rinden y salen del edificio con las manos en la nuca. No son los únicos detenidos.
Desde primera hora de la mañana, los israelíes han emprendido un registro casa por casa de la ciudad. Mientras los carros de combate vigilan las entradas y salidas de las calles desde las esquinas, los uniformados piden a través de altavoces que se entreguen todos los hombres de entre 15 y 50 años. Los que lo hacen son maniatados y conducidos hasta una escuela, donde anoche se contaban 150 detenidos, según fuentes oficiales israelíes, entre ellos dos activistas de Tanzim (a los que Israel acusa de planear atentados) y uno de los fundadores de Al Fatah, Sakher Habash.
Otros han pagado con su vida. Los cuerpos de cinco policías palestinos se encontraron ayer en un edificio abandonado poco antes por los soldados israelíes. Según fuentes sanitarias, tres de ellos tenían disparos en la cabeza, lo que llevó a los palestinos a acusar al Ejército de haberles matado a sangre fría. Fuentes militares negaron ese extremo y aseguraron que las muertes se produjeron en una batalla a corta distancia en la que resultaron heridos dos soldados.
En los combates del viernes perdieron la vida dos soldados israelíes y al menos cinco palestinos, entre ellos un guardaespaldas de Arafat. Un segundo miembro de su guardia murió ayer.
Mientras, el jefe de la Seguridad Preventiva palestina en Cisjordania veía ayer cómo también a él le rodeaban los tanques. 'Si se han atrevido con la oficina de Arafat, nada les va a parar aquí', manifestó por teléfono Yibril Rayub. El responsable policial relató que 15 carros de combate habían rodeado el edificio y que amenazaban con volarlo si no entregaba a los miembros de una lista de palestinos acusados de terrorismo por Israel. Según Rayub, ninguno de los nombres mencionados se encontraba en el edificio, en el que, según dijo, sólo se encontraban él y sus ayudantes.
El cambio de lenguaje israelí no evitó que ayer se produjera un atentado en Tel Aviv (ver información en la página 4), un intento de infiltración (que causó la muerte de un policía israelí y de los dos presuntos suicidas palestinos) y enfrentamientos en Hebrón.
El Ejército respondió a este último incidente lanzando a sus carros de combate en el sector palestino de la ciudad, igual que durante la madrugada había hecho en Beit Yala, a las afueras de Belén, desde donde la noche anterior activistas palestinos habían disparado contra la colonia judía de Gilo. Por su parte, el partido Al Fatah advirtió desde Gaza al Gobierno de Israel con este mensaje: 'Si le ocurre algo a Arafat, todo el equilibrio regional dará un vuelco'.
Los mediadores de Estados Unidos, la UE, la ONU y Rusia se reunieron ayer para evaluar la situación y, según declaraciones del ministro ruso de Exteriores, Igor Ivanov, intentarán reunirse con Arafat. Fuentes palestinas criticaron que no lo hubieran hecho ya. Sin embargo, esta informadora fue testigo de cómo el coche del enviado especial de la ONU, Terje Roed-Larsen, era rechazado tras pasar el puesto de control de Beit El.
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