Bruselas presenta batalla a EE UU por las ayudas a las líneas aéreas
La decisión del Ejecutivo europeo agudiza el enfrentamiento comercial
Las relaciones comerciales transatlánticas están entrando en un terreno cada vez más delicado. Bruselas aprobó ayer la creación de un instrumento legal que le permitirá investigar a las compañías aéreas de terceros países sospechosas de utilizar ayudas de Estado para competir con precios virtualmente más bajos en las rutas donde operan codo con codo con las aerolíneas europeas, y aplicarles sanciones preventivas. Al mismo tiempo se ultima la estrategia para contraatacar el arancel norteamericano en el acero.
La compañía aérea alemana Lufthansa y la holandesa KLM se quejaron abiertamente ante la Comisión Europea a finales de octubre de los abusos que sus competidoras norteamericanas estaban cometiendo en las rutas transatlánticas. El argumento que se esgrimió entonces fue que se estaban utilizando las ayudas decididas por la Administración de Bush para reducir los precios.
Fue un clamor que se extendió a todo el sector. Pero el margen de maniobra de Bruselas para hacer frente a esta situación era nulo, ya que la única vía para atacar era un acuerdo bilateral UE-EE UU que no existe. Tampoco la Organización Mundial de Comercio (OMC) regula esta cuestión.
La Comisión Europea decidió ayer dotarse finalmente de un instrumento jurídico que le permitirá cubrir esa laguna que impide defender los intereses del sector aéreo e iniciar investigaciones contra las compañías extranjeras que supuestamente reciban ayudas públicas, bien a raíz de una denuncia, bien porque Bruselas considere que hay motivos para lanzarla de oficio. La UE podrá así penalizar a las compañías extranjeras, con impuestos más altos en los aeropuertos o directamente limitando sus derechos de vuelo en los aeropuertos comunitarios. La medida se aplicará durante un periodo inicial de seis meses, que podrá prolongarse si persisten las mismas prácticas.
Las tensiones del acero
La comisaria europea de Transportes, Loyola de Palacio, y el comisario europeo de Comercio, Pascal Lamy, intentaron desligar esta medida de las tensiones generadas por el anuncio del arancel del acero. 'No es algo que obedezca a otro tipo de cuestiones, estaba anunciado desde octubre', dijo De Palacio. 'Simplemente queremos evitar que nuestras compañías se vean sometidas a una competencia desleal', reiteró. 'Sólo espíritus malintencionados pueden ver otra cosa más allá de lo que es una coincidencia', añadió Lamy.
El propio comisario Lamy reconoció que este instrumento tiene su origen en las decisiones que se adoptaron tras los eventos del 11 de septiembre por parte de Washington y que al día de hoy la situación es 'delicada'. 'Nuestro instrumento no va dirigido contra un país concreto', insistió. La Comisión Europea rechaza crear un paquete conjunto para solucionar con EE UU los conflictos pendientes. Entretanto, Bruselas ultima su estrategia en el litigio del acero. Ayer se cuantificó en 2.500 millones de euros el impacto de la medida norteamericana y se dejó claro que si Washington no compensa el daño que va a sufrir la industria siderúrgica, irá por la vía de la sanción.
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