Sevilla intenta pagar la deuda contraída con Cernuda en el año de su centenario
Un encuentro de escritores recuerda esta semana al poeta con mesas redondas y lecturas
Luis Cernuda (Sevilla, 1902-México, 1963) tuvo una relación de amor y odio con su ciudad natal. El poeta abandonó Sevilla con 26 años y se trasladó a Madrid. Luego, el exilio le forzó a una larga sucesión de lugares de paso hasta el día de su muerte. La ciudad andaluza intentará remediar la deuda que tiene contraída con el poeta en el año del centenario de su nacimiento con ediciones de su obra, mesas redondas, conferencias, espectáculos, lecturas e itinerarios divulgativos, entre otras actividades. Los actos comienzan hoy con el encuentro La realidad y el deseo, que se celebra hasta el viernes.
Organizado por el Ayuntamiento, la Diputación y la Fundación El Monte, el encuentro -que lleva por título La realidad y el deseo, la obra fundamental de Cernuda- reunirá a escritores y expertos en una serie de mesas redondas y lecturas. El acto de apertura, que se celebra hoy a las 19.30 en la Casa de la Provincia, incluye la presentación de dos nuevas ediciones de sendas obras del poeta, Ocnos y Música cautiva. La primera es un libro en prosa donde Cernuda deja traslucir su profundo amor por el paisaje de su infancia. La Sevilla que, rodeada por un halo de misterio y fascinación, maravillaba al niño queda plasmada en Ocnos.
Los escritores Fernando Ortiz y Julio Manuel de la Rosa serán dos de los encargados de presentar los libros. De la Rosa recuerda esa relación ambivalente de Cernuda con su ciudad. De hecho, el poeta recorre en Ocnos escenarios de Sevilla -como la catedral, la orilla del Guadalquivir, los jardines del Alcázar, la plaza del Pan- que convierte en paisajes míticos. Sin embargo, Cernuda nunca cita en Ocnos a Sevilla por su nombre. Ahí queda patente ese juego de sentimientos encontrados que caracteriza su vínculo con su ciudad natal.
'En el momento en que sale de Sevilla, Cernuda va a inventar una dialéctica muy característica de los hombres del exilio: al drama de la Sevilla perdida opone la labor creativa de la Sevilla inventada, que es el paraíso perdido', señala De la Rosa. 'Sevilla no podrá pagarle nunca la deuda de haberla convertido en un paraje paradisíaco, edénico y mítico', señala De la Rosa, quien insiste en que 'el mejor homenaje que se le puede hacer a Cernuda es leerlo'.
Malditos
Moderados por Juan Bonilla, un grupo de escritores participará mañana en una mesa redonda en torno a El tiempo y su memoria (1902-1963). Antonio Martínez Sarrión, Fernando Delgado, Fanny Rubio y José García Velasco intervendrán en el encuentro en el Patio Mayor del Ayuntamiento. A continuación Andrés Trapiello, Luis Antonio de Villena y Pablo García Baena harán una lectura comentada de poemas del autor de Desolación de la quimera. Se trata de tres autores que se han adentrado en la vida y en la obra de un escritor que durante años integró para muchos la nómina de malditos más irreductibles.
Cernuda era homosexual en una época en que esa condición se perseguía con saña. Apoyó la II República y despreció hasta su último suspiro al régimen franquista. Fue, además, un hombre de carácter difícil al que algún compañero de la generación del 27 comparó con el licenciado Vidriera, aquel loco cervantino que temía ser tocado por miedo a quebrarse. Todos estos factores le convirtieron en un exiliado de por vida. Su paso por el Reino Unido, Estados Unidos y México estuvo marcado por su dificultad para comunicarse.
Otra mesa redonda reunirá el jueves en el Patio Mayor del Ayuntamiento a los escritores José Julio Cabanillas, Rafael Argullol, Eloy Sánchez Rosillo, Luis García Montero y Carlos Marzal. Posteriormente, habrá una lectura de poemas a cargo de Felipe Benítez Reyes, Abelardo Linares y Juan Luis Panero.
El encuentro se cerrará el viernes con un coloquio en el Centro Cultural El Monte en el que intervendrán los escritores y periodistas Juan Lamillar, Jacobo Cortines, Carlos Colón, Antonio R. Almodóvar e Ignacio Camacho. El acto de clausura del encuentro contará con la presencia del escritor Vicente Tortajada, el editor Jacobo Fitz-James Stuart, la periodista María Esperanza Sánchez, el profesor Rogelio Reyes Cano, Ángel Yanguas (en representación de la familia de Cernuda) y el poeta Rafael Montesinos.
Además de este encuentro, el Ayuntamiento, la Diputación y la Fundación El Monte han organizado diversas iniciativas que rinden tributo al poeta y para las que aún no se han fijado las fechas. Ocnos verá de nuevo la luz en una edición divulgativa de 10.000 ejemplares. Se publicará asimismo una Antología poética con la misma tirada. Una edición facsímile del manuscrito original de Perfil del aire, su primer libro, completará el conjunto.
Habrá también un ciclo de conferencias en la provincia. La Real Orquesta Sinfónica de Sevilla ofrecerá el concierto Ocnos, que promoverá el Teatro de la Maestranza. Este mismo teatro organizará el recital lírico Música en la poesía de Luis Cernuda.
Otra de las iniciativas será la rotulación de calles de Sevilla con textos de Cernuda en lugares significativos, como el Alcázar o la plaza del Pan. La Fundación El Monte organizará asimismo un ciclo sobre el vínculo de Cernuda con el cine.
La culpa del desencuentro
Andrés Trapiello es uno de los autores españoles que más se ha adentrado en la vida y en la obra de Luis Cernuda. Los diarios de Trapiello, que participará mañana en Sevilla en una lectura comentada de poemas de Cernuda, muestran su interés por la peripecia vital del autor de La realidad y el deseo. Trapiello, que define a Cernuda como un 'hombre difícil y con una complicada manera de entender las relaciones humanas', cree que el conflictivo vínculo del poeta con su ciudad natal no es privativo del escritor. 'Pasa también con Galdós, que abandonó Las Palmas y jamás escribió nada reseñable sobre esta ciudad entre sus miles de páginas', señala. 'Cernuda dejó su tierra muy joven y nunca volvió a aparecer por allí. Le pasó lo mismo con España. Utilizó el resentimiento como una especie de planta homeopática. Tenía tantos agravios que sólo con recordarlos se curaba', ironiza el escritor. Trapiello comenta que Cernuda se sintió minusvalorado por los sevillanos. 'Cuando se va de Sevilla es alguien que confía en sí mismo. Como Don Quijote, podría decir: 'Yo sé quién soy'. Pero los demás no. Cernuda dará su poesía más estimable años después de irse de Sevilla'. 'Su malestar por el hecho de que los sevillanos no hincaran la rodilla para verle pasar dice mucho de lo complicado que es el carácter de la gente. La culpa de su desencuentro con la ciudad no es sólo de los sevillanos, sino también del propio Cernuda', concluye Trapiello.
Babelia
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