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Brasil relanza sus relaciones con Argentina

El presidente Cardoso pide ayuda financiera incondicional para el Gobierno de Buenos Aires

En los 24 meses que Fernando de la Rúa estuvo en el poder, el presidente de Brasil, Fernando Henrique Cardoso, nunca visitó a su homólogo argentino. El domingo, llegó a Buenos Aires, cenó con el presidente Eduardo Duhalde (49 días en el Gobierno) y se quedó a dormir en la residencia de Olivos. El mandatario expresó en la cumbre del Mercosur, que se celebró ayer en Buenos Aires, su disposición a trabajar a favor de un paquete de ayuda financiera internacional a Argentina, 'que sea eficaz' y que proceda, sobre todo, de los países ricos. 'Ahora hay más condiciones para una ayuda eficaz', dijo.

Nos es justo condicionar la ayuda a que 'Argentina haga tal cosa', dijo el presidente brasileño, que se mostró 'impactado' por los avances en materia de seriedad fiscal logrados en las provincias. No especificó cuáles. A su lado, Duhalde no podía contener una sonrisa de satisfacción por los piropos. Una cosa ha quedado clara tras el cónclave: con el fin de la convertibilidad en Argentina (tipo de cambio uno a uno entre el peso y el dólar), las relaciones entre los principales socios del Mercado Común Suramericano entran en una nueva fase. Ahora todos los miembros y asociados tienen su moneda en régimen de flotación.

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'Los países de la región necesitan una Argentina fuerte y próspera y a nosotros, desde el exterior, nos corresponde apoyar', dijo Cardoso nada más pisar suelo argentino. Ayer confirmó que junto al presidente chileno, Ricardo Lagos, planteará la necesidad de apoyar a Argentina en la reunión con presidentes progresistas que se celebrará próximamente en Estocolmo. La cumbre, que tenía que celebrarse el pasado 20 de diciembre en Montevideo, cuando dimitió De la Rúa, reunió, además de los presidentes de Argentina y Brasil, a los jefes de Estado de Uruguay, Jorge Batlle, y Paraguay, Luis González Macchi, y a los de los países asociados Chile (Ricardo Lagos) y Bolivia (Jorge Quiroga).

Más allá del enésimo llamamiento para impulsar el maltrecho Mercosur, con el anuncio de pasos para lograr una moneda única, por primera vez desde el nacimiento del organismo, el 1 de enero de 1995, ha desaparecido la mayor barrera al comercio entre los principales socios. Argentina ha abandonado el tipo de cambio fijo, que le impedía devaluar, mientras el valor del real brasileño se depreció hasta un 51,8% desde enero de 1999. Ahora se han acabado las críticas mutuas, eliminado tensiones y empieza a hablarse de levantar barreras arancelarias. En los últimos tres años, Argentina aplicó hasta nueve medidas antidumping a productos brasileños, mientras que el Gobierno de Cardoso puso barreras arancelarias a las mercancías argentinas.

Relanzamiento del Mercosur

La recomposición de relaciones entre Argentina y Brasil ante la situación desesperada del primero puede ser el primer paso para un relanzamiento del Mercosur, cuyos miembros y países asociados han buscado en los últimos tiempos salidas individuales. Chile persigue desde hace tiempo un acuerdo bilateral de comercio con EE UU, y el presidente uruguayo ha seguido los mismo pasos para contrarrestar los efectos nocivos para la economía de su país que tuvo primero la devaluación del real brasileño (1999), continuó con la crisis de la aftosa y ha culminado con la devaluación del peso argentino.

La cumbre coincide con el previsible aumento de los precios de combustibles, gas y electricidad, como consecuencia del impuesto del 20% aplicado por el Gobierno de Duhalde a las exportaciones de hidrocarburos, lo que tropieza con la resistencia de las empresas petroleras. A la subida de precios hay que añadir las amenazas de despidos. de hasta 10.000 trabajadores. El jefe de Gabinete, Jorge Capitanich, ha dicho que no aceptará presiones al advertir de que no puede haber aumentos de precios unilaterales.

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