Semanas de más de siete días
El último plazo dado por el Gobierno para iniciar la vía legal en el veto citrícola ha concluído
Hace más de siete días, el secretario de Estado de Comercio, Juan Costa, dio un plazo de una semana para iniciar la vía de la denuncia en el caso de que la negociación con Estados Unidos no consiguiera una salida al veto citrícola. Costa aseguró el 24 de enero en Castellón que si la solución negociada no llegaba en una semana, España 'no tendría más remedio' que presentar una denuncia ante la Organización Mundial de Comercio (OMC).
Fue el penúltimo plazo. Unos días después, tras las reuniones mantenidas en Madrid entre técnicos de las dos Administraciones se marcó mediados de febrero para que los estadounidenses elaboren un informe que servirá para preparar un nuevo protocolo que sustituya al que funciona entre ambos países desde 1984. Las fechas, en este punto, empiezan a desdibujarse, al igual que la esperanza de conseguir un final rápido para una crisis que dura ya dos meses. Arruinada la campaña actual de comercialización a EE UU, en la que se preveía alcanzar el umbral exportador de 100.000 toneladas, los esfuerzos se centran en salvar la próxima.
La crítica al Gobierno, en cualquier caso, no sólo se centra en esta aparente disfunción de la concepción temporal, sino en la estrategia con la que se ha afrontado esta crisis.
Por ello, y mientras que tanto desde el Ministerio de Agricultura como desde el Consell se continúa confiando en la salida negociada a la crisis, y las reuniones se han sucedido tanto en Estados Unidos como en España, una parte del sector considera que el Gobierno está vendiendo la citricultura en favor de 'otros intereses' al aceptar los plazos y condiciones norteamericanas.
Una semana después del inicio del veto, el sector ya criticaba la lentitud de acción del Gobierno ante la crisis. A finales de diciembre, un mes después de que se prohibiera exportar clementinas a EE UU, las organizaciones agrarias exigían al responsable español de Agricultura, Miguel Arias Cañete, que se dejara de 'palabrería' y denunciara a Estados Unidos ante la Organización Mundial de Comercio. 'Ya se ha perdido un mes de tiempo para la presentación de una denuncia oficial entre tanta supuesta negociación diplomática y declaraciones desafortunadas e ilógicas por parte de nuestro ministro de Agricultura', esgrimían en un comunicado conjunto las organizaciones agrarias. Justo un mes más tarde, tanto la Unió de Llauradors como la Asociación Valenciana de Agricultores continúan censurando las concesiones españolas a las exigencias americanas.
Desde el sector, además, se considera que, teniendo en cuenta el hecho de que Estados Unidos no ha demostrado documentalmente la aparición de larvas vivas de mosca del Mediterráneo en clementinas procedentes de España, la actitud del Gobierno al aceptar cada plazo y condición marcada por EE UU en la práctica supone asumir que el error se ha cometido en casa. Una crítica reiterada desde que pocos días después del inicio de la crisis, Arias Cañete realizara unas declaraciones en las que asumía que la aparición de larvas de ceratitis capitata en clementinas españolas enviadas a EE UU se debía a un fallo en el sistema de frío. Las peticiones de dimisión a Cañete se han repetido casi en tantas ocasiones como se han marcado nuevos plazos.
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