Bruselas se plantea lanzar un duro aviso a Alemania por su alto déficit
La Comisión Europea no descarta sancionar a Berlín si no rectifica
La tensión entre los ministros europeos de Finanzas, reunidos ayer en Bruselas bajo la presidencia de Rodrigo Rato, era más que evidente. La posibilidad de que la Comisión Europea lance contra Alemania el procedimiento denominado de alerta rápida por su excesivo déficit ha quedado abierta tras esa reunión, en la que participa el comisario de Asuntos Económicos y Monetarios, Pedro Solbes. 'Si no se toma esa iniciativa, la posibilidad de hacerlo en el futuro quedará comprometida', señaló Solbes.
El Ejecutivo comunitario analizará el próximo día 30 el programa de estabilidad presentado por Alemania, y será ese día cuando decida si pone en marcha la alerta rápida. Ese aviso, de importantes consecuencias en este caso para el Gobierno alemán y para el propio euro, puede ser lanzado cuando el déficit de un país de la Unión se aproxima al límite del 3% del producto interior bruto (PIB). El año pasado, el déficit alemán fue del 2,6% y el previsto para este año es del 2,7%, o incluso 'próximo al 3%', según ha admitido el propio ministro alemán de Finanzas, Hans Eichel.
Ante tal panorama, los titulares de Finanzas (Ecofin), sólo ocho días antes de la esperada decisión de la Comisión, estaban especialmente sensibles. La noche del lunes, los ministros del Eurogrupo (ministros de la zona euro) debatieron abiertamente sobre la conveniencia o no de utilizar el arma de la alerta rápida. Nadie quiso citar expresamente a Alemania, pero Eichel se dio por aludido y rechazó esa opción.
'La Comisión hará propuestas para preservar la integridad y el espíritu del Pacto de Estabilidad porque está muy interesada en asegurar la credibilidad del Pacto', afirmó Solbes. 'La posibilidad de adoptar una acción preventiva es un elemento importante del Pacto', añadió, para agregar que 'no es necesario dramatizar, ni en público ni en privado', sobre esa hipótesis.
Si el Ejecutivo comunitario da el paso adelante, la iniciativa será analizada después por los ministros de Economía en su reunión del 12 de febrero. El peor escenario posible, reconocen asistentes a la reunión de ayer, es que el Ecofin eche atrás la decisión de la Comisión, lo que enfrentaría a las dos instituciones.
Si, por el contrario, el proceso siguiera adelante, Alemania afrontaría una situación muy delicada. Tras el aviso, la Comisión vigilaría la evolución de su economía en pleno periodo preelectoral (los comicios serán en septiembre). Después, haría recomendaciones para rectificar. De empeorar el déficit, o si superase el 3%, podrían aplicarse sanciones: de entrada, obligar a Alemania a realizar un depósito de entre el 0,2% y el 0,5% de su PIB, convertida en multa si persiste el problema.
Pero ése sería el capítulo final de un proceso que puede prolongarse al menos dos años. En este momento, la Comisión debe decidir si tira la primera piedra. Y, pese a los fríos datos tan negativos, Solbes también repite que las medidas puestas en marcha por Berlín son acordes con el Pacto de Estabilidad, que no espera un déficit superior al 3% y que, en todo caso, los problemas alemanes se derivan del frenazo internacional al crecimiento económico, que empezará a superarse este mismo año.
Por eso, es muy probable que, de lanzarse la alerta rápida, ésta no vaya acompañada automáticamente de recomendaciones. A eso se agarró ayer Eichel cuando tildó de 'incoherente' la posibilidad de activar la alerta sin que hubiera recomendaciones, pero la Comisión respondió que ésa es una posibilidad contemplada en la normativa comunitaria.
En todo caso, la posible advertencia contra Alemania no tiene precedentes en la Unión -las recomendaciones del año pasado a Irlanda fueron por recalentar la economía con sus presupuestos- y se activaría precisamente contra el país, el más grande de la UE, que en 1997 impuso a los demás las férreas condiciones del Pacto de Estabilidad, incluidas las posibles sanciones. Solbes, como buena parte de los ministros de Finanzas, utiliza frente a Eichel un argumento rotundo: si ahora no se actúa contra Alemania, en el futuro no será posible hacerlo contra otros. Hoy es Berlín quien está en el punto de mira, pero mañana pueden estarlo Francia, Portugal o Italia (también con déficit elevados).
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