Geron acepta compartir sus conocimientos sobre células madre embrionarias
Las células madre sacadas de embriones no serán monopolio de una sola empresa en Estados Unidos. Un acuerdo legal alcanzado el pasado miércoles en San Francisco estipula que el laboratorio de biotecnología Geron, propietario de las patentes más importantes de estas células que suponen una herramienta médica de enorme potencial, deberá dar libre acceso a sus descubrimientos a los científicos que deseen estudiarlas. Geron se reserva en exclusiva la comercialización de los productos derivados de sus investigaciones, entre los que figuran posibles remedios contra el Parkinson o la diabetes.
Geron decidió renunciar a los derechos exclusivos sobre la investigación y el comercio de células madre embrionarias como parte del acuerdo legal tras la denuncia interpuesta el pasado agosto por la Universidad de Wisconsin. A cambio, la compañía de biotecnología se reserva en solitario las patentes para tres tipos de células, las nerviosas, las cardiacas y las pancreáticas (crean insulina), que representan los mercados más prometedores por los que Geron había apostado. También mantiene patentes, aunque no exclusivas, para comercializar productos o pruebas diagnósticas sacados de otros tres tipos de células: de hueso, sangre y cartílago.
Las células madre, que se extraen de embriones de una semana, tienen un enorme potencial. Pueden reproducirse en cultivo indefinidamente y se espera conseguir de ellas cualquier tejido adulto: piel, hueso, hepático, neuronal etc. Estos tejidos, esperan los científicos, podrán trasplantarse a los pacientes con dolencias debidas a la muerte de grupos de células para reparar así sus órganos dañados.
La decisión, anunciada el pasado miércoles, calma los temores a que una empresa privada monopolice el acceso a estas células. Los científicos podrán llevar a cabo investigaciones con la tecnología propiedad de Geron sin pagar derechos de patente. Sin embargo, no podrán utilizar sus descubrimientos con fines comerciales, lo que puede desanimar a algunos investigadores. También tendrán acceso a los métodos desarrollados por la empresa de biotecnología para conservar y cultivar las células.
La importancia de los laboratorios privados de biotecnología en Estados Unidos y las grandes limitaciones que impone el Gobierno estadounidense a la financiación de proyectos públicos que usen células madre embrionarias hizo temer una fuga de cerebros hacia países donde se pueden llevar a cabo más fácilmente estas investigaciones.
Geron obtuvo las patentes tras financiar en la Universidad de Wisconsin la investigación de James Thompson,el primero en aislar estas células en 1998. Ese año, la universidad, preocupada por las limitaciones comerciales y científicas, denunció a Geron ante los tribunales para que facilitara el acceso a su tecnología. El acuerdo final, valorado por las dos partes como una victoria, es fruto también de las presiones políticas. Debería facilitar otros pactos similares con otros laboratorios, lo que agilizaría la investigación.
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