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EL EURO EN LA CALLE

Alemania se sitúa a la cabeza de los 12 países en el uso cotidiano de la nueva moneda

La estrategia del 'big bang' anima a los ciudadanos a olvidarse del marco en sus compras

La introducción del euro en efectivo avanza a pasos agigantados en Alemania. A falta de cifras oficiales, las primeras estimaciones de las asociaciones de comercio minorista y de las cadenas de grandes superficies indican que casi la mitad de las compras que realizan los ciudadanos de la mayor economía de la zona euro se hace ya en euros. Estos cálculos de uso cotidiano de la nueva moneda, superior a la media europea, marcan el éxito de la estrategia de cambio de Alemania, único país que ha decidido saltarse el periodo de convivencia y dejar el marco desde el primer día, el llamado big bang.

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'Estamos más que satisfechos', remarcó ayer el presidente del Bundesbank, Ernst Welteke. Pese a largas colas que ayer se regis-traron en bancos y cajas de ahorros, el ambiente continuaba siendo festivo: con una inusual paciencia y cortesía, clientes y empleados alemanes se han embarcado de lleno en una especie de acontecimiento festivo para adaptarse a la moneda única.

'Casi la mitad ya paga en euros', confirmó ayer por la tarde una cajera de un concurrido supermercado en la estación de trenes Frie-drichsstrasse, en Berlín. No muy lejos de allí, en una gran librería, la proporción era algo menor, con cerca de un 30% de los clientes que recurría a la moneda única.

Ambas impresiones, en todo caso, coinciden con las primeras estimaciones de las cadenas de grandes superficies comerciales: 'Al menos en lo que se refiere al dinero en efectivo, los clientes que en nuestros almacenes pagan en euros ya superan a los que lo hacen en marcos', sostuvo en conversación con este periódico un portavoz de Kaufhof, que gestiona 133 almacenes en el país.

En algunos negocios, el número de clientes que paga con la nueva moneda equivale ya al de aquellos que prefieren gastarse sus últimos marcos.

Cifrar exactamente la aceptación de la nueva moneda se difi-culta por el hecho de que, en este primer día laboral con monedas y billetes de euros, muchos más alemanes de lo acostumbrado compraron con tarjetas de crédito. 'Un tercio en euros, un tercio en marcos y un tercio en dinero electrónico', resumió un portavoz de la cadena KarstadtQuelle.

'A este ritmo, ya la próxima semana el cambio prácticamente habrá finalizado', se alegró una portavoz de la Asociación de Co-mercio Minorista. Alemania es el único de los doce países en el que el euro ya es el único medio de pago legal, aunque existe un pacto tácito para poder seguir pagando en marcos hasta el 28 de febrero. Al menos en teoría, todas las vueltas deben entregarse en euros, lo que acelera considerablemente el proceso de sustitución. El comercio, así, se ha convertido en una casa de cambio, lo que también acarrea problemas: muchos negocios se niegan a aceptar billetes de grandes denominaciones para no quedarse sin vueltas.

La gran aceptación de los nuevos billetes y monedas arrolló también a los bancos, en cuyas oficinas, a lo largo y ancho del país, se formaron largas colas. Una y otra vez, los cajeros automáticos tuvieron que ser reabastecidos de euros. En vista de la gran demanda, muchos bancos optaron por restringir sus servicios a sus propios clientes. 'Ésta ha sido una de las quejas más frecuentes que hemos escuchado', sostuvo Stephanie Haberstock, una periodista del diario amarillista Bild que atiende una línea telefónica expresamente creada para captar euroquejas.

En términos generales, en tiendas, bancos y restaurantes el ambiente es de una armonía y tranquilidad sorprendente en un país que no se destaca precisamente por la amabilidad de sus empleados del sector servicios, ni por la capacidad de improvisación de sus ciudadanos. 'La llegada del euro se está experimentando como un aprendizaje colectivo en el que todos se ayudan', señala el portavoz de la cadena de almacenes Kaufhof.

Fenómeno social

'Basta con que pongas el tema del euro, y todo el mundo comienza a intercambiar sus impresiones', señala también Yvonne Kremp, actriz de 35 años que, al igual que los demás clientes de un expendio de tabaco, observa pacientemente como el empleado aún tiene dificultades de distinguir las monedas de 20 y 50 céntimos.

El euro puede provocar, sin embargo, una guerra de precios en el sector de la distribución. La cadena Aldi y el grupo Tengelmann lanzaron ayer una ofensiva de descuentos en todos sus productos coincidiendo con la entrada física del euro. Muchos diarios traían amplios anuncios publicitarios de estas empresas sobre rebajas de los precios. Aldi incluso informó de que las rebajas se efectuarán también en sus filiales en Holanda, Bélgica y Francia. El objetivo principal de esta campaña, coincidieron portavoces de los tres grupos, es reajustar a la baja los precios para que en euros también terminen en nueve, un número atractivo para el consumidor.

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