Dos de cada tres ciudadanos europeos tienen ya la nueva moneda europea en sus bolsillos
Más de la mitad de las compras se pagan en euros en Francia y Holanda, pero sólo el 3% en Italia
Los ciudadanos de la zona euro se están dando prisa por acomodarse a la nueva divisa, aunque en países como Italia aún se muestran prudentes, tímidos o con problemas objetivos a la hora de emplearla. La Comisión Europea informó ayer de que dos de cada tres europeos tienen ya en su poder monedas de euro, y al menos 60 millones poseen billetes. Su uso es diferente en uno u otro país. En Francia y Holanda, más de la mitad de las operaciones se hacen en euros, pero sólo el 3% en Italia. En España, ya circulan 4.000 millones de euros, según la patronal bancaria, el doble por habitante que en Alemania.
El acopio de euros en tan pocos días por tan elevado número de ciudadanos (en los más de 300 millones de habitantes de la eurozona están incluidos los niños) muestra el gran interés por acostumbrarse cuanto antes a la nueva moneda. 'En términos generales, se ha superado con éxito el desafío de la introducción del euro en los comercios', aseguró ayer el Ejecutivo comunitario, que auguró un crecimiento 'muy rápido' de las operaciones exclusivamente en euros en los próximos días a medida que los consumidores vayan deshaciéndose de las monedas nacionales. El 1 y el 2 de enero, una cuarta parte de las compras en tiendas y supermercados se hacía ya exclusivamente en euros (tanto al pagar como al recibir las vueltas).
Bruselas informó de que las colas de espera en los comercios 'son normales', incluso en las grandes superficies, en la mayoría de las cuales existe personal de apoyo en las cajas registradoras. Sólo en estaciones y peajes de autopistas, y de forma más significativa en Italia, se han detectado problemas más graves.
La preocupación de los consumidores de sufrir alzas de precios por el redondeo se vio ayer confirmada por la Comisión, aunque aún no dispone de datos concretos. 'Hasta ahora', señaló el Ejecutivo comunitario, 'no se ha registrado ningún descontrol general de precios, aunque sí se han observado ciertas subidas aisladas'. El 20 de febrero, Eurostat difundirá el dato sobre la inflación que ya incluirá lo ocurrido en enero.
Preferencia por los cajeros
El aprovisionamiento de euros a través de los cajeros automáticos sigue siendo el método más empleado estos días. En los dos primeros días del año fueron 40 millones de europeos los que se hicieron con los nuevos billetes por esa vía. Sumadas a las operaciones efectuadas en sucursales bancarias, en esas dos jornadas el número de personas que retiró dinero fue tres o cuatro veces superior al registrado el 2 de enero del año pasado.
El 90% de los cajeros de toda la eurozona (de un total de 180.000 distribuidores) estaban ya adaptados para entregar la nueva moneda ayer por la mañana. En Alemania, Luxemburgo, Holanda y Austria estaban ya adaptados el 100%, mientras que en España, Francia, Irlanda o Bélgica el porcentaje era del 95%. Además, los alemanes ya tenían en sus manos 6.000 millones de euros, y los españoles, unos 4.000, según datos actualizados ayer por la Asociación Española de la Banca, que se refieren al dinero distribuido entre el 1 y el 2 de enero. Esta cifra española supone el doble de lo repartido por habitante en Alemania, según la patronal bancaria. El importe medio dispensado por los cajeros automáticos en España es de 100 euros, frente a los 400 euros canjeados de media en las ventanillas bancarias y los 2.000 euros a los que asciende la retirada media de efectivo en las sucursales de la red.
El arranque en Italia, el alumno más retrasado en esta magna operación, es más lento. En el capítulo de cajeros, el día 1 sólo entregaba euros el 35% de cajeros, y ayer, el 70%.
Gerassimos Thomas, portavoz de Asuntos Monetarios de la Comisión, citó tres motivos para explicar el retraso de los italianos en la adaptación al euro: fueron poco entusiastas a la hora de comprar euromonederos; los bancos no se prepararon al máximo para el día 1, y los comerciantes tampoco se aprovisionaron adecuadamente en diciembre para poder dar las vueltas en euros.
Pero, al margen de estos problemas de adaptación, lo cierto es que la llegada de la nueva divisa ha levantado una tormenta política en el propio Gobierno de Roma. Renato Ruggiero, ministro de Exteriores, declaraba ayer a Il Corriere della Sera que observa 'con tristeza' el 'escepticismo' con que el Gobierno italiano ha recibido al euro, cuya introducción ha sido criticada y hasta atacada por sus colegas de Economía, Defensa y Reformas, este último Humberto Bossi, el líder de la Liga Norte.
El ministro de Asuntos Europeos, Rocco Buttiglione, fue más allá en un intento por reconciliar a eurófilos y euroescépticos en el seno del Ejecutivo italiano. En declaraciones a la radio pública italiana (RAI) animó al Gobierno de Roma a lanzar un 'nuevo europeísmo'. 'Debemos reconocer que algunas preocupaciones del señor Bossi son justas, que deberán de ser debatidas en el seno de Europa', reconoció. 'Pero también debemos encontrar el camino hacia un nuevo europeísmo que sea capaz de hacer sentir en Europa nuestro interés', añadió.
En Bruselas, entretanto, la imagen del lanzamiento de la moneda ha quedado estos días sola y exclusivamente en manos del comisario de Asuntos Monetarios, el español Pedro Solbes, y su portavoz. Desde el día 31, el presidente de la Comisión, Romano Prodi, se encuentra de vacaciones, y los más altos cargos del Ejecutivo comunitario, el Consejo o el Parlamento no han participado en la foto oficial del histórico acontecimiento. Hasta el punto de que la llegada del euro a los ciudadanos no cuenta para el futuro con una foto de referencia obvia.
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