El Teatre Lliure materializa su gran sueño con la inauguración de su nueva sede
El colectivo abre mañana en Barcelona un centro que ha costado 5.000 millones de pesetas
El Teatre Lliure, uno de los nombres principales de la escena en España, inició su andadura hace casi 25 años día por día (fue el 1 de diciembre de 1976) en un pequeño local del barrio barcelonés de Gràcia. Un puñado de artistas, con el director y escenógrafo Fabià Puigserver al frente, supo hacer de ese teatrillo un lugar legendario que irradió espectáculos señeros y, sobre todo, una manera de hacer teatro. Ahora, mañana, el Lliure da un salto sensacional en su trayectoria al inaugurar su nueva, magnífica sede, dotada con todo lo que el colectivo merecía. Y cumple así su gran sueño histórico.
El nuevo Lliure fue proyectado por un verdadero genio de la escena, Fabià Puigserver, que falleció hace 10 años dejando realizada la maqueta y sin poder ver el resultado final de su esfuerzo. La materialización del sueño de Puigserver y el Lliure, que ha tardado 13 largos años y tuvo su apoyo decisivo en la complicidad con el Gobierno socialista -dos ministros, Jordi Solé Tura y Josep Borrell se involucraron personalmente en el proyecto-, significa un hito en el teatro catalán -y el español en general- y presenta nuevos retos para el colectivo. No el menor, además de encontrar un sitio en el delicado ecosistema teatral catalán, es el de llenar muchas más localidades: las alrededor de 1.000 que ofrece el nuevo edificio (que consta de dos salas, una grande y otra pequeña), a las que hay que añadir las algo más de 200 de la vieja sede, que el Lliure conserva y en la que sigue programando.
La nueva sede del Lliure, un antiguo edificio -el Palacio de la Agricultura, construido para la Exposición Universal de 1929- totalmente reformado, se encuentra en la falda de Montjuïc, en la vecindad del teatro municipal del Mercat de les Flors y del Instituto del Teatro, la escuela oficial de artes escénicas catalana, con los que conforma el complejo bautizado como Ciudad del Teatro, que se articula en torno a una gran plaza pública -que puede usarse como espacio para espectáculos al aire libre.
El nuevo Lliure, que tiene más de 12.000 metros cuadrados y es esencialmente un edificio moderno metido en la piel de uno viejo -un 'edificio Frankenstein', en palabras de su arquitecto, Manuel Núñez Yanowski-, consta de dos alas. Una de ellas está ocupada casi completamente por el nuevo teatro, que es la pieza esencial del centro y que ha sido bautizado con el nombre de Fabià Puigserver. Se trata de una enorme sala con un aforo máximo de 750 espectadores, polivalente, capaz, mediante un revolucionario sistema de módulos de butacas móviles, de adoptar muy diferentes disposiciones: escenario a la italiana, central, o como un gran pasillo con público a ambos lados, entre otras. De las dimensiones del teatro Fabià Puigserver, que estará dedicado a grandes producciones de teatro clásico y de repertorio, compañías invitadas y espectáculos de danza y música, y que se inaugura mañana con la ópera de Carles Santos L'adéu de Lucrècia Borja (El adiós de Lucrecia Borja), baste con decir que toda la sala del viejo teatro del Lliure cabe en el escenario del nuevo. En la otra ala del edificio se encuentra, además de otras numerosas dependencias, la sala pequeña, bautizada Espai Lliure, capaz para unos 200 espectadores y que se reserva para propuestas innovadoras, teatro de investigación y experimental. El nuevo Lliure cuenta con salas de ensayo, grandes almacenes y talleres, 22 camerinos, biblioteca, tienda, bar y restaurante, y ha costado unos 5.300 millones de pesetas, pagados por la Administración central (que ha aportado la mayor parte), la Generalitat de Cataluña, y el Ayuntamiento de Barcelona, que además ha cedido el terreno y el edificio, ambos de su propiedad.
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