_
_
_
_

Josep Maria Flotats debuta en la ópera con la representación en el Real de 'Così fan tutte'

El actor y director afirma que quiere hacer un Mozart actual 'alejado de las pelucas'

Jesús Ruiz Mantilla

Se ha tomado muy en serio su debú en la ópera. Quizá porque es con un título, Così fan tutte, de Mozart, que le transporta a la infancia y a los susurros al oído de su madre, que le tarareaba algún aria de la obra con su voz de mezzosoprano aficionada. Josep Maria Flotats pasó hace 11 meses del estruendo del éxito teatral con Arte a un mundo nuevo para él como profesional: el de la ópera. Anuncia que llega con ideas propias ante el reto que le ha propuesto el Teatro Real de Madrid: 'Quiero hacer un Mozart alejado de las pelucas, que sea lo más actual posible', asegura.

Más información
Los hijos pródigos

El Così fan tutte de Josep Maria Flotats es una coproducción con el Teatro del Liceo de Barcelona, y se presentará en el coliseo lírico catalán el 12 de diciembre de 2003.

A Flotats, el estreno en el Teatro Real el próximo 9 de diciembre, le quita el sueño: 'No sabré dónde meterme. Pero quiero que, guste o no guste, la gente sepa que me presento con los deberes hechos', dice. En la mesa de dirección se desvelan pruebas de su nerviosismo ante la gran noche que compartirá con Jesús López-Cobos en el podio musical y los cantantes Veronique Gens, Carmen Oprisanu, Charles Workman, Pietro Spagnoli, Alessandro Corbelli e Isabel Monar, del primer reparto. Muchos libros, apuntes, libretos y una caja de paracetamol le delatan. '¿Es malo el paracetamol? No, para mí es como una ducha'. También le delata el movimiento constante de las manos, que tapa y destapa con un jersei negro, mientras cruza las piernas y las apoya en el suelo como una equis.

'Lo primero que pensé al trabajar en esto fue: ¡Dios mío! Y ahora, ¿por dónde empiezo?'. La respuesta fue: la dramaturgia. Es decir, la intención, el discurso. 'Veo una contradicción en esta ópera. Para mí no es ópera bufa. El libreto de Lorenzo da Ponte habla de chicas de buena familia casaderas y militares cazadotes, entre alegres y festivos, y mucho la, la, la. Pero la música de Mozart a mí me resulta muy dramática, lúgubre, triste, me produce desgarro interior'. Flotats dice que ve que el escritor tenía una intención y el compositor otra. 'Ésta es una obra sobre la corrupción de la inocencia. Esa cosa tan presente en el siglo XVIII, en Laclos, Maribeau, en Sade. Sobre la manipulación, la perversión, la introducción de la mentira en las relaciones', asegura.

Relaciones complejas

Y eso es algo que no ve suficientemente resaltado en los 11 montajes que conoce de la obra. 'Così no lleva esa etiqueta', sostiene Flotats. Pero ha encontrado un vehículo y un mundo para dar su visión de artista. 'Hay dos personajes que me dan nuevas vías. Despina, que está lejos de ese mundo de lujo, equivalente a los desfiles de París hoy o a la entrega del los Oscars, representa la esperanza, y Don Alfonso, que es la manipulación, el abuso'. A todos esos seres los veía Flotats enredados en una compleja madeja de relaciones. Y la imagen de la madeja le llevó a situar la acción en el ambiente de la burguesía textil, con señoritos ociosos y absurdos por un lado, y gentes que trabajan para vivir, proletarios enmohecidos, por otro. ¿Una mezcla entre Mozart, Da Ponte y la lucha de clases? 'No quiero hacer un Bertolt Brecht barato, para entendernos, entre otras cosas porque le respeto mucho, pero qué duda hay de que sí se verá crítica social', afirma.

Flotats no concibe acostarse en los placeres del esteta y despreciar la realidad. 'No puedo escuchar música e ignorar las noticias sobre lo que pasa en Afganistán', asegura. Pero recalca que su intención no es provocar: 'Quiero hacer un Mozart alejado de las pelucas, más próximo, actual. Mi intención no es el escándalo, ni agredir al espectador. Quiero mostrar lo que creo hasta el fondo y compartirlo, pero ser fiel también al espíritu de la obra'.

Provocar por provocar, sin intenciones más ambiciosas, es algo que no va con él. También, aunque no haya dirigido ópera hasta ahora, conoce un mundo en el que lo gratuito, artísticamente hablando, se paga muy caro, con públicos protestones y virulentos. 'Yo adoro el mundo de la música, el ballet y la ópera. Cuando era estudiante hacía cola desde las siete de la mañana por entradas en el Liceo y luego seguía en la parte de atrás para conseguir buen sitio en el gallinero. Nunca me arrepentí. De lo que sí me arrepiento es de no saber tocar un instrumento. Si volviera a nacer me gustaría que me obligasen', asegura.

Sin alejarse del teatro

Su incursión en la música no le ha hecho alejarse del teatro. No sabe qué hará después, pero observa a su alrededor. Dice haber olvidado el que le despidieran del Teatre Nacional de Catalunya después de haber echado años encima al proyecto. 'Lo que pasó en Cataluña está a 20.000 millas, ya ni me acuerdo. Peor para el teatro, es una pena'.

Ahora está orgulloso de ir por libre y se ha trasladado a Madrid. 'Soy cien por cien independiente', cuenta, a la vez que asegura ver mucho talento desperdiciado. 'Hay una nueva generación de actores con ganas de hacer cosas que no pueden. Los productores privados se arriesgan poco con textos buenos. En Madrid no hay en cartelera la cantidad suficiente de buenos textos montados que debería tener esta ciudad', afirma.

Que las buenas obras funcionan lo sabe a ciencia cierta. Arte era puro texto al servicio de tres actores y la cosa funcionó como fenómeno. Pero, considera, nunca puedes fiarte: 'Arte fue bien, pero hay otras que son tan buenas y no han funcionado igual. De todas formas el teatro necesita más ambición. Hay textos comprometidos y difíciles que pueden ser comerciales', insiste.

Josep Maria Flotats, en el teatro Real.
Josep Maria Flotats, en el teatro Real.RICARDO GUTIÉRREZ

Babelia

Las novedades literarias analizadas por los mejores críticos en nuestro boletín semanal
Recíbelo

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Jesús Ruiz Mantilla
Entró en EL PAÍS en 1992. Ha pasado por la Edición Internacional, El Espectador, Cultura y El País Semanal. Publica periódicamente entrevistas, reportajes, perfiles y análisis en las dos últimas secciones y en otras como Babelia, Televisión, Gente y Madrid. En su carrera literaria ha publicado ocho novelas, aparte de ensayos, teatro y poesía.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_