El Príncipe pide un mundo solidario
Asturias conmemora los centenarios de la muerte de dos escritores, Ramón de Campoamor y Leopoldo Alas, Clarín, y el bicentenario del nacimiento de Alejandro Mon, economista y hacendista ilustre. Los tres nos han dejado una obra que el transcurso del tiempo no ha hecho sino engrandecer. Pero, muy a nuestro pesar, el recuerdo agradecido a estos grandes españoles y la alegría de este encuentro, de tanta trascendencia internacional, se ven ensombrecidos por quienes quieren llevar a la humanidad, como tantas otras veces a lo largo de la historia, hacia un mundo sin libertad, de silencio y miedo. Mientras somos testigos de un desarrollo de las ciencias y de las artes nunca antes tan acelerado, seguimos conviviendo con las más tenebrosas oscuridades, en ocasiones tan viejas como la historia misma.
Todos nosotros hemos sido testigos también del espanto producido por los atentados terroristas del pasado 11 de septiembre en Estados Unidos, y de sus trascendentales consecuencias, que nos afectan de tantas maneras. Antes que atemorizarnos, nos deben impulsar a la búsqueda de lo que nos une y nos salva; es decir, el amparo y la generalización universal de los derechos humanos, el respeto a las diferencias entre culturas y civilizaciones y el convencimiento de que el sentimiento religioso constituye una honda actitud ética y espiritual que nos ayuda a ir al encuentro de los demás. Evitaremos así que triunfen las interpretaciones fundamentalistas, tan injustas con la razón humana y con la propia religión a la que dicen defender.
No queremos que la historia de los hombres sea una vez más la de sus guerras, sino la que se guíe por la voluntad de construir una comunidad universal en paz y libertad; un mundo donde no exista el terrorismo, cuya brutalidad y fanatismo, por desgracia, son bien conocidos para los españoles. Por eso reiteramos nuestro pensamiento de que su erradicación debe ser una máxima prioridad de la comunidad internacional de naciones libres y democráticas, pues ninguna causa, ningún proyecto, ninguna aspiración colectiva puede servir de argumento para practicar, alentar o justificar ninguna forma de violencia terrorista. Queremos un mundo, en definitiva, que se deje guiar por la tolerancia y la solidaridad. Nos lo ha dicho con bellas y sentidas palabras uno de nuestros premiados, el profesor Steiner (...).
Desde esta Asturias, desde la España llena de vida y de nobles metas que se manifiesta en este acto, queremos ir al encuentro solidario con el pueblo de Estados Unidos, con las víctimas inocentes del brutal acto terrorista sufrido por ese querido país, entre las que se encuentran ciudadanos españoles, a quienes recordamos con especial emoción. Tampoco queremos olvidar a todas aquellas personas que, en cualquier país del mundo, han pagado con sus vidas y su sangre la locura de la violencia terrorista. Enviamos nuestra gratitud y todo nuestro apoyo a quienes, lejos de sus hogares, están defendiendo el más sublime bien, la libertad de todos.
Que las llamas pacíficas que hemos visto temblar en las manos de los habitantes de Manhattan venzan a las llamas del horror y de la muerte. Que las conciencias y las voluntades encuentren en Oriente Medio su cauce de concordia. Que sean las palabras vibrantes y emocionadas de los poetas las que nos iluminen en esta hora difícil del mundo. Hoy más que nunca, soñamos con una humanidad para la que no exista el desaliento, en la que sea realidad la hondura expresada en estos versos: 'Que no se quiebre todavía el hilo sin fin de la esperanza y la memoria dure bajo la luz tendida de la tarde'.
Extracto del discurso de don Felipe en la entrega de los Premios Príncipe de Asturias.
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