El misterio del ministro desertor

De la deserción hasta la simple puesta a salvo de su familia al otro lado de la frontera, todas las explicaciones posibles se han dado esta semana para la repentina desaparición del ministro talibán de Asuntos Exteriores, Wakil Ahmed Muttawakil. Las versiones más persistentes le sitúan en Pakistán, tratando de negociar la entrega de Osama Bin Laden. Sin embargo, tanto la embajada de los talibanes en Islamabad como las autoridades paquistaníes lo han negado con rotundidad cada día desde el pasado lunes. Fuentes próximas al ex rey de Afganistán aseguraron ayer en Roma que Muttawakil se ha puesto en contacto con él desde fuera de su país. Y el ministro de Finanzas afgano, por su parte, declaró ayer que Muttawakil 'está aún ejerciendo sus funciones como ministro'.

'Si está en otro país ¿por qué no lo muestran al público?', pregunta un talibán

'Especulaciones', repite con gesto de hastío el portavoz del Ministerio de Exteriores paquistaní, Riad Mohamed Khan. 'Puros rumores', contesta Added Abdulrahim en la embajada talibán, cuyo embajador viajó a Kandahar el pasado viernes y aún no ha regresado. Diplomáticos occidentales en la región consultados dudan de la deserción de Muttawakil y le sitúan en Kandahar. No obstante, admiten que ha podido viajar a Islamabad. Un alto responsable del Gobierno paquistaní ha negado con rotundidad a este periódico este extremo. 'Es lógico, porque los servicios secretos le tienen en un lugar seguro', mantiene un diplomático árabe.

Sin embargo, eso no resuelve la duda de su cometido en esta ciudad. De acuerdo con el diario paquistaní The Frontier Post, el pasado lunes Muttawakil se entrevistó durante 90 minutos con el jefe de los servicios paquistaníes, el general Ehsahul Haq, para pedir un alto en los bombardeos que le permitiera intentar un cambio de política por parte del jeque Omar.

Según esta versión, Muttawakil pretendía que los paquistaníes transmitieran la solicitud a Powell. Quienes la defienden han creído ver una suavización de las condiciones de los talibanes para entregar a Bin Laden porque ya no mencionan que sea juzgado en un país islámico.

Sin embargo, si es cierta, no se han visto signos de que los norteamericanos se hayan dado por enterados. En los últimos días se han endurecido los ataques. 'Si está en otro país, ¿por qué no lo muestran en público?', pregunta Abdulrahim, el diplomático afgano. 'Si está en Kandahar, ¿por qué no da una entrevista a la CNN o a Al Yazira?', responde la fuente árabe. Muttawakil está considerado un moderado entre los talibanes, y de confirmarse su deserción sería un duro golpe para el régimen de los rigoristas afganos.

En Roma, un portavoz del ex rey afgano Mohamed Zahir Shah, exiliado allí, confirmó ayer la existencia de contactos entre representantes del antiguo monarca y Muttawakil, en un lugar no precisado, fuera de Italia, suscitando más dudas sobre su paradero. 'Todo es bastante confuso en estos momentos', dijo Hamid Sidig a la agencia Reuters. 'Pero una cosa está clara: ya no está en Afganistán. Ha estado en contacto con uno de nuestros representantes fuera de Italia y todavía estamos intentando averiguar por qué se ha marchado'.

Las declaraciones de Sidig fueron reforzadas después por otro asistente de Zahir Shah, quien aseguró que se están produciendo deserciones en las filas del Gobierno afgano, sometido a la dura presión de 11 días de bombardeos anglo-norteamericanos sobre varias ciudades del país.

El ex rey Zahir Shah, que reside en Roma desde 1973, cuando fue derrocado por un golpe militar guiado por su primer ministro, se ha convertido en una pieza clave para recomponer el poder en el maltrecho país del Asia Central.

El 1 de octubre, el ex rey llegó a un acuerdo con representantes de la Alianza del Norte, que controla el 10% del territorio afgano, y de diversas tribus del país para elegir un Consejo de Unidad Nacional, que estará integrado por 120 representantes de todas las etnias afganas. Los principales obstáculos al consejo han sido planteados por Pakistán, principal sostenedor de los talibanes y, en general, de la mayoría pastún, que teme una presencia exagerada de la Alianza del Norte en el futuro Gobierno, cuando sólo representa al 35% de la población afgana. Las reticencias paquistaníes han desaparecido tras la reciente visita del secretario de Estado norteamericano, Colin Powell, a Islamabad.

Ayer, el ministro italiano de Exteriores, Renato Ruggiero, reiteró que cualquier solución para Afganistán tendrá que obtener la luz verde de las Naciones Unidas, mientras la subsecretaria del ministerio, Margarita Boniver, declaró en la Cámara de Diputados que Italia propondrá un Plan Marshall para Afganistán que dé a sus habitantes 'una esperanza en el futuro'. Boniver se mostró convencida de que el 'proceso de Roma' puede desembocar en una solución política para el país.