Esencia de monte
Identificadas más de 400 plantas aromáticas y medicinales en espacios naturales protegidos
En Andalucía, y dejando a un lado la larga tradición en el empleo de plantas aromáticas y medicinales durante la época árabe, es difícil establecer el momento en el que la destilación de estos vegetales silvestres se transformó en una industria rural. A partir de algunas citas históricas los especialistas consideran que ya en el primer tercio del siglo XIX se recolectaban algunas de estas especies con destino a las prósperas firmas de perfumería ubicadas en Francia.
A comienzos del siglo XX nacen las primeras empresas dedicadas a este tipo de aprovechamientos, como García de la Fuente (Granada, 1912) o Bordas Chinchurreta (Sevilla, 1923). Entre los años 60 y 70 se localiza el periodo de mayor esplendor en esta actividad. Sin embargo, el hundimiento del mercado en torno a la lavanda, especie que sumaba el grueso de las recolecciones, y el despoblamiento de las zonas rurales, provocaron pocos después una notable disminución en el volumen de plantas comercializadas.
Durante las tres últimas décadas especialistas en la materia han pronosticado el fin de la recolección tradicional y el abandono de la destilación en primitivas calderas, fórmulas que, a pesar de todo, siguen vigentes en muchas localidades andaluzas, asociadas a especies como los tomillos o la jara. Curiosamente, las experiencias que sí se han visto abocadas al fracaso han sido aquellas con las que se trataba de modernizar el sector, ya fuera desde iniciativas públicas o privada.
Estos son algunos de los datos que ha recopilado, por encargo de la Consejería de Medio Ambiente, la empresa de servicios y estudios agroambientales Albáitar, con sede en Almería. El diagnóstico, expuesto durante la pasada semana en el III Congreso Forestal Español celebrado en Granada, servirá de base para elaborar una estrategia que permita el fomento de este tipo de aprovechamientos en algunos de los espacios naturales protegidos de la región.
Los técnicos de esta empresa han revisado los trabajos científicos realizados sobre este grupo de vegetales y han visitado 112 municipios ubicados en 17 espacios naturales protegidos. Tan sólo en las provincias de Almería, Granada, Málaga y Cádiz se han localizado más de 400 especies con propiedades medicinales, aromáticas, melíferas u ornamentales, lo que da idea de la diversidad de este recurso. Por su importancia económica el mercado se centra actualmente en las distintas variedades de tomillo, si bien otras especies como la jara, la salvia, el romero o la alhucema, han destacado en algún momento y en determinadas comarcas.
Las pocas empresas fuertes del sector, señala este informe, siguen su propia evolución tecnológica, contando con líneas propias de investigación, pero en general se siguen empleando las mismas técnicas que hace 40 años. A la vez, se van perdiendo muchos de los conocimientos asociados a estas plantas y se investiga poco a propósito de nuevas aplicaciones demandadas por la industria alimentaria, farmacéutica o de perfumería.
El inventario de actividades económicas relacionadas con esta materia ronda el centenar en Andalucía, si bien muchas de estas iniciativas son de reciente implantación o bien se consideran extinguidas. En cualquier caso, existe una 'fuerte desmotivación a la hora de embarcarse en iniciativas empresariales que tengan que ver con este tipo de aprovechamientos'.
Entre otras dificultades, los promotores de esta industria artesanal se enfrentan a la escasez de recolectores experimentados debido al envejecimiento de las poblaciones rurales, a los trámites burocráticos, al aislamiento de los centros de producción y a la ausencia de entidades que permitan una cierta organización del sector. Además, las prolongadas sequías del clima mediterráneo complican aún más el desarrollo de estas explotaciones.
Aún así, la mayoría de los espacios naturales protegidos, sostienen los autores del informe, reúnen 'la suficiente diversidad botánica y el capital humano necesario para fomentar la producción ecológica de algunas de estas especies'. En definitiva, se trata de buscar alternativas que permitan el desarrollo socioeconómico de estas comarcas sin hipotecar la conservación de sus valores ecológicos. Mediante fondos europeos, como los procedentes de los programas Leader o Proder, se han impulsado ya algunas iniciativas, aunque aún se está lejos de alcanzar el apoyo que estas actividades reciben en Valencia, Cataluña o Aragón.
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