Condenado a dos años de cárcel un ganadero por engordar reses con cócteles de hormonas ilegales
El Juzgado de lo Penal de Huesca ha condenado a dos años de prisión por un delito contra la salud pública a un ganadero de Binéfar (Huesca) al que considera responsable de administrar un cóctel de sustancias hormonales para el engorde ilegal de reses destinadas al consumo humano.
El tribunal, que inhabilita, además, al ganadero, Antonio B.N., de 40 años, para desempeñar su profesión durante tres años, da por probado que al menos ocho de las treinta cabezas de vacuno que envió el acusado en noviembre de 1999 al matadero de Pallejá, en Barcelona, tenían implantes hormonales en sus cuellos.
Los injertos fueron detectados por los servicios de inspección veterinaria del Gobierno catalán, que comprobaron la existencia de tres sustancias hormonales combinadas en el organismo de las reses, betaestradiol benzoato, nandrolona y acetato de medroxiprogesterona. Para el tribunal, 'el acusado suministraba tales sustancias a pesar de conocer el riesgo que las mismas producían para sus potenciales consumidores, al objeto de conseguir un crecimiento y desarrollo mayor y más rápido de sus animales que le reportara mayores ganancias con su venta'.
El tribunal rechaza el debate abierto por la defensa al cuestionar la supuesta nocividad de las sustancias hormonales y fundamenta su condena en los indicios de prueba que responsabilizan al acusado de su administración directa.
La sentencia subraya que la ingestión indiscriminada de carne con hormonas puede originar consecuencias perjudiciales para la salud humana y advierte de que las afecciones causadas se verían agravadas en el caso de administrarse a personas con patologías determinadas.
En relación a la supuesta inocuidad de las sustancias hormonales y a la autorización de su uso en EE UU, argumentos esgrimidos por la defensa, el tribunal considera 'indiferente' el debate suscitado tras asegurar que el ordenamiento jurídico español, en virtud de directrices europeas, prohíbe de forma específica su uso por los potenciales riesgos que se derivan de su consumo.
