El plan de ajuste económico desata protestas y cortes de tráfico en 50 ciudades argentinas
Las medidas de austeridad aprobadas ponen al borde de la quiebra a la coalición gobernante
La convocatoria de la llamada asamblea de piqueteros, que agrupa a parados y organizaciones políticas y sindicales radicales, logró interrumpir el tráfico rodado en 50 ciudades y localidades del país. El pulso no ha hecho más que empezar. El Gobierno del presidente Fernando de la Rúa está convencido de que la polémica ley es la única vía para encarar una salida de una recesión de tres años y evitar el impago de la deuda externa. A trancas y barrancas ha conseguido que la Cámara de Diputados, primero, y el Senado, después, hayan votado mayoritariamente la ley.
Políticamente, el ajuste fiscal -el ajustazo, para sus detractores- tiene un alto coste, todavía difícil de evaluar, que ha puesto al borde de la quiebra no sólo la coalición de Gobierno sino al principal partido que sostiene al Ejecutivo, la Unión Cívica Radical (UCR). Socialmente, el precio no es menor, ya que el recorte de un 13% en los salarios a partir de 500 dólares (unas 100.000 pesetas) golpea duramente a los sectores más desfavorecidos. La resistencia se prevé dura. La jornada de 24 horas de cortes de carreteras vivida ayer es el prólogo de una cadena de protestas similares que, semana a semana, irán en aumento según la pretensión de los convocantes.
El Gobierno amenazó, presionó e incluso presentó una denuncia judicial contra los piqueteros para garantizar la libertad de movimientos de los argentinos. La ministra de Trabajo, Patricia Bullrich, señaló que la protesta es aceptable siempre que se desarrolle en el marco de la ley. 'Si no es así', añadió, 'el ministro del Interior será el responsable de la seguridad y del tránsito de todos los argentinos. Se puede hacer una huelga, pero no actos de violencia ni obstaculizar derechos de los otros ciudadanos'.
Las fuerzas policiales vigilaron de cerca el movimiento de los piquetes, pero en la mayoría de los casos evitaron el enfrentamiento. En una jornada primaveral, Buenos Aires registró mucho menos tránsito que de costumbre, ya que los ciudadanos evitaron desplazarse y los que llegaron de fuera de la capital lo hicieron a primera hora para sortear la acción de los piquetes. Además de los cortes de carreteras y calles hubo manifestaciones de los empleados públicos.
Las severas medidas que el Gobierno está dispuesto a adoptar para poner en orden las cuentas del Estado mantienen a los mercados a la expectativa, a juzgar por el elevado índice que mantiene la prima de riesgo de Argentina, todavía por encima de los 1.500 puntos. La Bolsa de Buenos Aires experimentó un leve repunte, a todas luces insuficiente. Para calmar a inversores y ahorradores, el ministro de Economía, Domingo Cavallo, se dispone a viajar a Europa, mientras su asesor Daniel Marx volará a Estados Unidos con el propósito de lograr nuevos fondos para apuntalar el plan de ajuste.
Vivir con lo propio Los distintos portavoces del Gobierno insisten, sin embargo, en que con la nueva ley los argentinos vivirán con lo propio, que el Estado sólo gastará lo que recaude y que no se endeudará más. Argentina es hoy un país prácticamente sin crédito exterior como ha quedado en evidencia en la última colocación de letras del tesoro a tres meses, por las que se pagó un interés del 14%.
El ajuste aprobado, que para los altos funcionarios supera el 30%, variará cada mes, en función de lo que se recaude el mes anterior y del pago de intereses de la deuda. De momento, las perspectivas no son las más óptimas. El mes de julio la recaudación cayó el doble de lo previsto, un 8%, con relación al mismo periodo del año pasado. Sobre esta base se anunciará el ajuste de agosto. Para mejorar los ingresos del Estado, el Gobierno aumenta impuestos, concretamente entre un 16% y un 20% de las aportaciones patronales a las empresas de más de 40 trabajadores. Se eliminarás las exenciones en el impuesto de transacciones en cuentas corrientes y habrá un incremento en el precio del combustible.
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