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Una orden del Ministerio de Sanidad prohíbe la venta de carne de toro procedente de la lidia hasta fin de año

El Ministerio de Sanidad ha aprobado una orden que prohíbe, hasta el 31 de diciembre de este año, la comercialización de la carne de toros que proceda del espectáculo taurino. La medida garantizará que esta carne no llegue al consumo humano de ninguna manera, a pesar de que a principios de año ya hubo un acuerdo para incinerar todas las reses de lidia, dadas las escasas posibilidades de que estos animales pudieran ser sometidos al test de detección de priones tras la corrida, una práctica que es ineludible en aquellas reses destinadas al consumo humano.

La ley prevé en los espectáculos taurinos el descabello y el apuntillamiento de los toros. Un estudio realizado en Francia pone de manifiesto que estas prácticas pueden constituir un riesgo de diseminación del material nervioso a través del sistema bascular, puesto que el corte se produce en el bulbo raquídeo cuando se emplean estos instrumentos de lidia.

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Las primeras imágenes de la temporada taurina, a comienzos de este año, mostraban cómo los toros lidiados se sacaban de la plaza para llevarlos directamente al horno crematorio. De esta forma se aseguraba que, de estar el animal afectado por el mal de las vacas locas, no se transmitiera la enfermedad a la cadena alimentaria. Todas las reses lidiadas eran consideradas de antemano como material específico de riesgo, porque no habría posibilidad de practicar los test priónicos.

La medida fue polémica porque los afectados no querían perder los beneficios de la venta de la carne, ni de las cabezas y otros trofeos, que se comercializaban disecados como motivos de decoración.

A pesar de que los ganaderos aseguraban que sus reses estaban libres de encefalopatía por su alimentación, todos acordaron, por último, evitar las pruebas y prescindir de la venta de la carne. De esta forma, las reses no pasan en la plaza control alguno.

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