Zapatero exige a Aznar más justicia social en un debate de guante blanco
El líder del PSOE desea lo mejor a Piqué y pide al presidente que resuelva el problema de su ministro
El socialista José Luis Rodríguez Zapatero eligió un discurso inédito y de guante blanco para su primer debate sobre el estado de la nación. De modo que José María Aznar se confesó perplejo al señalar que no esperaba que "uno de los ejes principales del debate fuera la celebración del cuarto centenario de El Quijote".
Zapatero se mostró suelto en su primera intervención, no leyó papeles, y lanzó hasta cuatro nuevas propuestas de pacto. En las dos réplicas explicó que se había planteado para este debate "hablar más de la gente y de los problemas de la calle que de la colección de leyes de Aznar". No obstante, insistió en sus críticas por "la falta de cohesión social y el insuficiente desarrollo tecnológico". El presidente replicó que España crece por encima de la media europea.
El secretario general del PSOE y líder de la oposición coincidió con Aznar sobre grandes temas de Estado como la lucha contra el terrorismo, la reforma de la Justicia y la financiación autonómica, y reafirmó su voluntad de pacto en estas tres cuestiones. Zapatero, que no aportó cifras, evitó explicar su propuesta de reforma del IRPF.
De puntillas sobre PiquéPasó, incluso, de puntillas sobre los problemas del ministro de Exteriores, Josep Piqué, con la Justicia. "Es una situación que nos debe preocupar a todos por los compromisos internacionales inmediatos de España. Señor Aznar, resuelva pronto esta situación. No le voy a pedir más. Le deseo lo mejor a Piqué". Fue todo lo que dijo del asunto. El presidente del Gobierno no contestó. Ni Zapatero replicó a la intervención matutina de Aznar con su calendario de compromisos legales ni el presidente respondió a las cuatro propuestas de pacto de Estado que lanzó el jefe de la oposición. De las propuestas de Zapatero -plan de convergencia con Europa en cinco años; reforma del Senado en seis meses; política social de ayudas a la familia y plan cultural con el cuarto centenario del Quijote-, Aznar sólo respaldó la última. Las demás las obvió.Pero Zapatero, un tanto despistado en la primera réplica a Aznar, sí logró llevar a su terreno el debate porque el eje central del ataque del líder de la oposición al presidente -la insuficiencia en cohesión social, en el funcionamiento de los servicios públicos y el desarrollo tecnológico- originó la réplica más enérgica de éste. Aznar aseguró que España está en un 83% de convergencia real con Europa, con más de un punto de reducción anual; pero incidió, sobre todo, en el crecimiento del empleo, 2,5 millones puestos de trabajo desde que gobierna el PP, "la mejor política de bienestar social".Zapatero había atacado a Aznar por la "insostenible precariedad laboral, el fracaso escolar, el trabajo de hasta 14 horas de las mujeres, el aumento del precio de la vivienda hasta el 50% y la grave situación de la investigación, la peor de Europa, según un informe de Retevisión". Tras la réplica insistió en que "el impulso social y el desarrollo tecnológico es el suspenso más claro del Gobierno", después de que Aznar le espetara que "todas sus propuestas reclaman más gasto". "¿Y cómo va a cumplir así con su oferta de rebaja de impuestos?", le preguntó el presidente.El fracaso del pacto sobre la inmigración originó otro enfrentamiento entre Aznar y Zapatero, en el que se repartieron las responsabilidades. Aznar defendió la nueva Ley de Extranjería como "la más abierta de Europa", mientras que Zapatero le recordó que ha tenido que elaborar un reglamento que cambia esa ley porque era de imposible aplicación. El dirigente socialista reconoció "un giro más positivo" en los asuntos de extranjería "con Mariano Rajoy como ministro".Zapatero acusó a Aznar de "reñir a todo el mundo": obispos, jueces, líderes europeos... Lo atribuyó a "la mayoría absoluta que se le ha atragantado" y le pidió "más tolerancia". Aznar se vengó de Zapatero, en su intervención final, calificando su discurso de "ejercicio de estilo epidérmico y superficial". Pero el líder del PSOE respondió a Aznar que sus críticas eran "pellizcos de monja" y se autodefinió como una persona "con cierto empuje juvenil".
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