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El hombre que compró un país

El ex asesor utilizó las artes del espionaje para conquistar el poder

Vladimiro Montesinos, el hombre que amasó una fortuna de más de mil millones de dólares y concentró todo el poder de Perú entre abril del año 1990 y setiembre del 2000, liderando una de las mayores redes de corrupción de la historia peruana, bajo el auspicio del Gobierno del ex presidente Alberto Fujimori, está a punto de ser expulsado de Venezuela con destino a Perú.

Desde el 29 de octubre pasado, su paradero era desconocido. En esa fecha se fugó por segunda vez del Perú. Días después, el Gobierno suizo informó al peruano de que Montesinos tenía tres cuentas con 48 millones de dólares (cerca de 9.500 millones de pesetas). Ambos hechos fueron determinantes para la caída del régimen del presidente Alberto Fujimori, considerado el más corrupto de la historia peruana. La andanada de denuncias y revelaciones en contra del Gobierno fujimorista terminaron con la huida a Japón del ex mandatario el 19 de noviembre pasado.

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Montesinos nació en el ciudad de Arequipa, al sur del Perú, el 20 de mayo de 1956, en el seno de una familia de la aristocracia empobrecida de la ciudad sureña, cuna de numerosos intelectuales y gente de nota.

El siniestro ex asesor utilizó las artes del espionaje y contraespionaje para conquistar el poder desde dentro. Pese a una grave acusación en su contra en la década de los setenta, Montesinos había logrado resucitar políticamente. En 1977 fue expulsado del Ejército, cuando ostentaba el grado de capitán, acusado del delito de traición a la patria por la supuesta venta de información secreta a Estados Unidos.

Su regreso al ámbito militar se produjo a fines de los años ochenta, cuando increíblemente fue contratado en el Servicio de Inteligencia Nacional (SIN) del entonces jefe de los servicios secretos peruanos, general Edwin Díaz. Pero fue el Gobierno del presidente Alberto Fujimori su verdadero trampolín a la fama. Con maña antes que con fuerza, logró convertirse en el hombre más importante del régimen fujimorista.

'Montesinos encontró finalmente al instrumento ideal para sus fines: Alberto Fujimori, una persona con una deficiente capacidad interior a las demandas de su cargo, que necesitaba urgentemente un asesor', dice Gustavo Gorriti, uno de los periodistas que más ha investigado al ex asesor.

Congresistas, militares, empresarios, periodistas, dueños de canales de televisión, jueces, fiscales, ministros, nadie escapó de los tentáculos de la extensa red de corrupción que gobernó el país por una década.

'Una fórmula que ya había utilizado antes, pero que esta vez la explotó hasta todos los límites posibles y, una vez en el poder, utilizó el espionaje, la inteligencia y la contrainteligencia como una forma de gobierno que demasiada gente avaló dentro y fuera del Perú', dice Gorriti

Le gustaba ser llamado 'el doctor' y pasar desapercibido, casi como si viviera en la clandestinidad, pero siempre mirando y registrando todo, desde su propia ventana indiscreta.

Montesinos fue traicionado por su propia naturaleza voyerista, pues fueron precisamente los miles de vídeos y cintas de audio en los que registró la historia de corrupción que él mismo había creado, los que determinaron su final. La difusión de un vídeo, el 14 de septiembre pasado, en el que aparecía Montesinos entregando 15.000 dólares (casi tres millones de pesetas) a un congresista de la oposición para que se pasase a las filas del Gobierno, fue el principio del ocaso de la era Fujimori.

'Ahora Perú no solamente recibe un delincuente, recibe también a sus propios fantasmas y a sus propios demonios. Sólo la verdad puede exorcizar', concluye Gorriti.

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