Un jurado absuelve al español que pasó tres años en el 'corredor de la muerte'
Los padres de Joaquín José Martínez agradecen la ayuda para la defensa
Joaquín José Martínez, sus padres, Joaquín y Sara, y las decenas de miles de compatriotas que les apoyaron en los últimos años tenían razón: este joven español es inocente del doble asesinato por el que fue condenado en Florida en 1997 y por el que pasó 37 meses esperando su ejecución en el corredor de la muerte de la prisión de Starke.
"Gracias a toda España por haber confiado en la inocencia de mi hijo", dijo Joaquín Martínez, su padre, nada más conocer el veredicto. La madre, Sara Pérez, no dejaba de llorar mientras apretaba en sus manos una imagen de Jesús de Medinaceli. Tanto el acusado como sus padres acogieron con desgarradores sollozos de alivio la decisión unánime de los 12 miembros del jurado de Tampa. Tres horas le costó al jurado alcanzar el veredicto de no culpabilidad, tres horas adicionales de angustia para esta familia española que logró convertir su caso en una bandera contra la pena de muerte en Estados Unidos y la ligereza y el clasismo con que se aplica.
Los 10 hombres y dos mujeres del jurado de Tampa escucharon el llamamiento "a ser valientes" efectuado por el abogado defensor Peter Raben en sus alegatos finales. Y atendieron también la recomendación del juez Rogers Padgett: "Si tienen dudas razonables sobre su culpabilidad deben declararlo no culpable". Joaquín José se abrazó a su abogado, que cobrará más de 90 millones de pesetas por haber cumplido con su objetivo: sembrar esas dudas y dejar en evidencia las contradicciones y la inconsistencia de las pruebas y de los testimonios que presentaba la fiscalía sobre el asesinato de Douglas Ray Lawson y su novia, Sherry McCoy-Ward, cometido en Tampa el 31 de octubre de 1995.
El abogado Peter Raben había pedido a los miembros del jurado que absolvieran a Martínez, de 29 años, a causa de "la total ausencia de pruebas físicas& que lo vinculen con el crimen, ;las inconsistencias y contradicciones de los testigos de la acusación; y la existencia de muchas dudas razonables sobre su culpabilidad".
Así lo hizo el jurado, por unanimidad y tras deliberar durante dos horas y media. Ni uno sólo de sus 12 componentes encontró sensata la petición que había hecho el fiscal Chris Watson para que Joaquín José Martínez fuera declarado culpable de doble homicidio con premeditación, lo que conllevaba una condena a cadena perpetua.
El veredicto de inocencia fue una total reivindicación de la familia Martínez, que siempre se ha negado a pactar con la fiscalía una declaración de culpabilidad a cambio de una pequeña condena, y siempre ha proclamado que Joaquín José era inocente. "Queremos justicia, no queremos clemencia", dijeron los Martínez incesantemente en los últimos años.
Al final, Joaquín José tuvo un segundo juicio, mucho más justo que el primero, y el resultado fue la absolución. Consiguieron así una gran victoria profesional del abogado Peter Raben y de su socio David Parry, que, al precio de casi 100 millones de pesetas, han hecho una excelente defensa del joven español, la que no tuvo en el primer juicio.
Prohibido salir de EE UUDesde este momento, lo único que impide a Martínez salir ya de la cárcel de Orient Road de Tampa es una orden del servicio de inmigración que prohíbe que salga del país, explicó su defensa. "Todo depende ahora de la rapidez con que el consulado español de Miami le pida al Departamento de Estado que el Servicio de Inmigración elimine esta prohibición", dijo uno de sus abogados.
Una vez comenzadas las deliberaciones, el jurado no podía disolverse, ni comunicarse con el exterior salvo para solicitar bebidas y alimentos, hasta haber alcanzado un veredicto, y éste debía ser unánime. En el primer juicio de Martínez, celebrado en la primavera de 1997, el jurado tardó apenas 1 hora y 40 minutos en proclamarlo culpable, lo que se tradujo en su condena a la silla eléctrica.
Pero las muchas irregularidades de aquella primera vista forzaron su anulación por el Tribunal Supremo de Florida el pasado año. Desde el pasado 29 de mayo y hasta ayer la fiscalía de Florida tuvo otra nueva oportunidad de probar su tesis de que Martínez fue el autor de los asesinatos, en octubre de 1995, del traficante de marihuana Douglas Lawson y de su novia, la bailarina de striptease Sherrie McCoy.
Pero sin el vídeo en el que supuestamente Martínez se reconocía autor de los crímenes y sin la declaración de su ex esposa Sloane, el andamiaje de la acusación fue esta vez aún más débil. Y la defensa, pagada con el dinero solidario de los ciudadanos españoles, fue mucho mejor. "Este veredicto no se habría logrado sin el apoyo moral y económico de los españoles, que han apoyado desde un primer momento la lucha de sus padres por sacar primero del corredor de la muerte y después de la cárcel a Martínez", dijo Raben a la prensa poco después de conocer la declaración del jurado.
"La ausencia de pruebas físicas no quiere decir que Joaquín José Martínez no estuviera allí",dijo ayer el fiscal Watson, en alusión a la casa de Tampa donde fueron encontrados el 31 de octubre de 1995 los cadáveres de Lawson y McCoy-Ward. Pero Watson sólo aportó como elementos que vinculen a Martínez con el crimen las declaraciones de los policías que investigaron el caso y la de Laura Babcock, novia del acusado en octubre de 1995. Babcock aseguró que el 27 de octubre de 1995 Joaquín José Martínez fue a cobrar una deuda a casa de un tal "Michael" que ella identifica con Lawson— y regresó por la noche con numerosos rasguños y un maletín que contenía una bolsa de marihuana.
Pero el acusado, según recordó el abogado Raben en su alegato ante el jurado, tiene "derecho absoluto a la presunción de inocencia" , mientras que la fiscalía tiene que demostrar su culpabilidad "con pruebas sólidas y más allá de cualquier duda razonable".
"Aquí", añadió el abogado, "no hemos tenido ninguna de esas pruebas y sí muchas de esas dudas. Seguimos sin saber cuándo y por qué ocurrieron los crímenes, ni tampoco quién los cometió". Así lo entendieron los 12 miembros del jurado. Raben recordó que Barbara McCoy, la madre de la víctima femenina, declaró que vio a los hermanos Ronnie y Robert Suggs en la casa de su hija la última vez que estuvo en ella. Y que el propio Mike Conigliaro, el detective que detuvo a Martínez, confesó bajo juramento que estos hermanos, miembros de una banda de ladrones de motos y coches, siguen siendo hoy sospechosos de los asesinatos de Tampa.
El fiscal, según Raben, "no tuvo tripas" para llamar a declarar en el juicio a Sloane Millian, la ex esposa de Martínez y la persona que, en un arranque de celos, lo denunció a la policía 3 meses después del suceso. En cambio, dio alas a las "manipulaciones" de Conigliaro que, bajo la presión de su compañero Bill Lawson, padre de la víctima masculina del crimen, "buscaba a alguien a quien detener, un procesamiento rápido y no la verdad". Pero "los crímenes se resuelven con pruebas físicas y ninguna vincula a Martínez con las muertes de Lawson y McCoy-Ward", apostilló Raben.
Contra Martínez, como reconoció la acusación, no habían huellas dactilares, cabellos, restos de sangre, análisis de ADN, fibras, armas, llamadas telefónicas a las víctimas, testigos oculares o relaciones económicas con Lawson o McCoy-Ward. "Ustedes se preguntarán entonces por qué estamos aquí", dijo el abogado mirando directamente al jurado. "Estamos aquí", respondió, "por la denuncia de Sloane Millian a la que la fiscalía ni se ha atrevido a llamar como testigo"
Telegrama de los ReyesLos Reyes de España enviaron ayer un telegrama de felicitación a los padres y al propio Joaquín José Martínez por el veredicto de absolución. Don Juan Carlos ya se había interesado por el caso en dos ocasiones anteriores, en sendas visitas oficiales a Estados Unidos. Por su parte, el presidente del Gobierno español, José María Aznar, dijo ayer tras conocer el veredicto: "España abolió la pena de muerte hace mucho tiempo y yo desearía que no existiera en ningún sitio, pero me parece injusto imputar a un presidente en concreto [George W. Bush] una situación que depende de unas condiciones sociológicas muy concretas. Me alegro mucho de que se haya producido la absolución", informa Efe.
La presidenta de Amnistía Internacional en España, Eva Suárez, se congratuló de la sentencia y señaló que la repetición del juicio “demuestra lo arbitrario” que es el sistema legal norteamericano. Mientras, el ex presidente de esta organización, Andrés Krakenberger, abogó porque el Gobierno español “tome nota” de las dificultades económicas que ha sufrido la familia y pidió al Ejecutivo la creación de un fondo para ayudar a sufragar los costos judiciales de españoles que estén en esa situación.
El Ayuntamiento de la ciudad madrileña de Móstoles anunció que hará un homenaje a Joaquín José Martínez cuando éste regrese a España, ya que continúa empadronado en esa localidad a pesar de haber residido en Estados Unidos durante los últimos años].
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