Un invento con un largo camino por recorrer
El 22 de enero de este año las primeras plantas de arroz dorado llegaron al Instituto Internacional de Investigación del Arroz, un organismo sin ánimo de lucro, en Manila. El 19 de marzo, representantes de Greenpeace visitaron el instituto, cuyo director, Ronald P. Cantrell, aseguró después que el centro sigue comprometido con el proyecto.
Los científicos del instituto tienen ahora que trasladar la producción de provitamina A a otras variedades más cultivadas en Asia e incrementarla. Lo intentarán hacer por métodos tradicionales y por métodos genéticos. El arroz dorado contiene actualmente entre un 10 y un 20% de betacaroteno y el objetivo es llegar a un 40%. El plazo que se dan para que se empiecen a distribuir gratuitamente las plantas de arroz dorado para su cultivo es de al menos tres años.
Mientras tanto, a los científicos europeos les han rechazado en la CE la última solicitud de financiación para seguir con el trabajo del arroz y observan los movimientos de Greenpeace con inquietud. Potrykus, que, a sus 66 años, semijubilado, sigue empeñado en demostrar que la ingeniería genética puede mejorar la vida de la humanidad, ha respondido públicamente a los argumentos de Greenpeace tanto sobre la seguridad del cultivo como sobre la utilidad de su consumo. Asegura que la modificación del arroz no le da ninguna ventaja selectiva sobre otras plantas, y cree que enriquecer los alimentos básicos es la vía mejor para resolver deficiencias nutritivas. Ahora quiere aumentar el contenido de hierro en el arroz y vitaminar trigo, batatas, plátanos y otros alimentos.
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