Anagrama traduce al castellano a tres autores que escriben en catalán
Llama la atención, en el catálogo de Anagrama, la aparición de tres novelas catalanas traducidas al castellano. Se trata de El Quincornio, de Miquel de Palol; Mirada, de Ada Castells, y El cielo del infierno, de David Castillo. Son tres obras muy distintas que responden a la variedad de registros que presenta actualmente la literatura catalana y que muestran el empeño del editor Jorge Herralde por conseguir algo que tradicionalmente no ha dado grandes resultados, por lo menos en lo que a ventas se refiere: la edición en castellano de autores que escriben en catalán.
Miquel de Palol, autor multipremiado y bien conocido en toda España por sus novelas El jardín de los siete crepúsculos e Igur Neblí, traducidas a varios idiomas, publica ahora El Quincornio, novela que él mismo califica de 'romántica' y que tiene como eje una gran pasión. Galardonada con el premio Sant Jordi de Novela en 1998, El Quincornio tiene como trasfondo los distintos caminos que nos ofrece la vida y presenta un singular juego de ajedrez tridimensional que parece anunciar los logros de su próxima novela, El Troyacordio, una obra de más de mil páginas en la que Palol lleva trabajando varios años y que promete una gran densidad literaria.
Ada Castells, joven autora de la que Anagrama ya publicó su anterior novela, El dedo del ángel, ha hecho doblete ahora con Mirada, que ha publicado a la vez en catalán y en castellano. Si bien en El dedo del ángel Ada Castells mezclaba con habilidad y humor sus orígenes protestantes y una historia erótica con un editor, en Mirada cambia de tercio y critica la dictadura de la imagen que sufren las mujeres de hoy día. Para ello, Ada Castells presenta una historia con toques sobrenaturales en la que aparecen, entre otros personajes, una modelo víctima de una enfermedad que la hace invisible y un detective ya fallecido que sigue protegiéndola desde el más allá.
Experiencias libertarias
David Castillo, crítico literario y coordinador del suplemento cultural del diario Avui, era conocido como poeta hasta que publicó El cielo del infierno, una primera novela que bebe de sus experiencias libertarias en los ambientes anarquistas barceloneses de los setenta y en la Nicaragua revolucionaria de los ochenta. La novela, estructurada en tres partes y narrada en tercera persona, obtuvo el premio Crexells en 1999 y se dispone ahora a seducir al público en lengua castellana. Cuando se publicó en catalán, Castillo manifestó: 'Como los historiadores no se ocupan del anarquismo, tenemos que ser los poetas, los escritores, los más locos, quienes lo hagamos'.
Junto con estos tres autores, Anagrama ha publicado también Ochenta y seis cuentos, obra que reúne toda la cuentística revisada de Quim Monzó. Lejos de ser un desconocido, el prestigio de Monzó ya está consolidado en toda España, aunque él se queje a menudo de que le toca figurar siempre como 'autor periférico', en una selección que le reúne invariablemente con el gallego Manuel Rivas y el vasco Bernardo Atxaga.
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