Generosidad y rigor

La generosidad, el rigor y la maestría de Rafael Lapesa fueron destacados ayer profusamente por cuantos le conocieron. Compañeros de las dos academias a las que pertenecía -de la Lengua y de la Historia-, de la Universidad y muchos de sus discípulos resaltaron su labor docente e investigadora y, sobre todo, su carácter bondadoso y entrañable.

Gonzalo Anes, director de la Real Academia de la Historia, afirmó que Lapesa 'era la generosidad personificada', tanto por 'su dedicación al trabajo como por la orientación y ayuda que prestaba a cuantos se acercaban a él'. El vicedirector de la Real Academia Española, Gregorio Salvador, manifestó: 'Era una figura excepcional dentro de la filología española y maestro de todos los filólogos e historiadores de la lengua'.

Alonso Zamora Vicente recibió como 'un golpe tremendo' la noticia de la muerte de Rafael Lapesa. 'Trabajó bien en todo cuanto puso la mano. Era el último lazo que yo tenía con toda la tradición científica en que me he formado', señaló. Para el secretario de la Real Academia Española, Domingo Ynduráin, que realizó su tesis doctoral bajo su dirección, Lapesa fue 'un ejemplo, el referente más claro de lo que debía ser un profesor e investigador'. 'Era una persona afectuosa, tímida en un primer momento pero de trato muy agradable cuando se le conocía'.

'Es una pérdida tremenda', afirmó Julián Marías, amigo de Lapesa desde hace 50 años. 'Era admirable en todos los sentidos', dijo. Se refirió a su vastísima obra y señaló que nadie ha sido un historiador de la lengua como él. Carlos Bousoño dijo que España pierde a una persona 'bondadosa, que no parecía de este mundo'.

Martín de Riquer destacó su 'dignidad e integridad' y recordó su larga amistad con el fallecido, al que conoció tras la guerra civil. Para Manuel Alvar, compañero en la Universidad, 'Lapesa ha significado la continuación de la forma de enseñar de Menéndez Pidal'.