Las cementeras se comprometen a eliminar las harinas
La Agrupación de Fabricantes de Cemento en España (Oficemen) firmó ayer un acuerdo con el Ministerio de Agricultura en el que pone a disposición de las comunidades autónomas las plantas cementeras para la incineración de las harinas de origen animal. Estas harinas fueron prohibidas por la Unión Europea como medida contra la expansión del mal de las vacas locas. En España se producen anualmente unas 420.000 toneladas de este alimento, que a partir de este convenio serían empleadas como combustible en las 39 fábricas de cemento repartidas por toda la geografía española.
La aplicación efectiva de este plan depende ahora de la decisión de cada gobierno autonómi-co, que son los competentes en materia medioambiental. Las comunidades que acepten aplicar este sistema tendrán que llegar a acuerdos caso por caso con cada una de las cementeras de su territorio. Por ello, el ministro de Agricultura, Miguel Arias Cañete, hizo un 'llamamiento a la responsabilidad' de las autonomías para que lo hagan en un plazo 'razonable, de menos de tres meses'.
Para impulsarlo, el ministro aseguró que el Gobierno empezaría de manera inmediata a negociar con las comunidades autónomas la fórmula para llevar a la práctica las medidas acordadas 'con todos los permisos y garantías necesarias'. Sin embargo, algunas comunidades, como Madrid, Asturias y Galicia, han proyectado ya la construcción de hornos específicamente para este fin.
Por cada kilo de harina incinerado, las cementeras cobrarán alrededor de 12 pesetas, dependiendo de las circunstancias específicas de cada fábrica y de la cantidad de harina que vayan a destruir. El coste total de la incineración, por tanto, podría ascender a unos 5.000 millones de pesetas. Con ese dinero, las cementeras podrán financiar los costes de adaptación de los hornos y de los laboratorios, contratar a personal especializado y compensar la relativa pérdida de rendimiento que supone la sustitución de fuel por harinas como combustible.
Las fábricas de cemento usarán, además, los residuos de la incineración -fundamentalmente calcio, fósforo, cloro y nitrógeno- para formar parte del propio cemento.
En España sólo Extremadura y La Rioja carecen de plantas de este tipo, pero Oficemen asegura que las empresas de las regiones próximas ofrecerán su colaboración.
El acuerdo se refiere a las harinas cárnicas fabricadas con los despojos animales, que en España son 1'7 toneladas anuales, de las cuales se extraen las 420.000 toneladas de harinas, que hasta hace dos meses se dedicaban a la fabricación de piensos. Quedan fuera los materiales especificados de riesgo (encéfalo, ojos, intestinos, médula y amígdalas de rumiantes) que suman 70.000 toneladas más y que se seguirán destruyendo en las plantas autorizadas específicamente para ello.
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