La nueva ley de cine sólo permitirá que las ayudas superen el 50% en filmes experimentales
La normativa se aprobará a comienzos del próximo año y sustituirá a la de 1994
Las ayudas automáticas al cine español dejarán de ser por decreto cuando la nueva ley de cine se apruebe a principios de 2001. La mayoría de estas ayudas jamás pasarán del 50%, pero por primera vez se contemplará que suban al 80% , e incluso al 100%, si se trata de películas de alto riesgo estético. "Difíciles y experimentales", señaló ayer José María Otero, director general del Instituto de la Cinematografía y las Artes Audiovisuales (ICAA), que puso como ejemplo dos trabajos que hubieran obtenido este alto beneficio: El sol del membrillo, de Víctor Erice, y Monos como Becky, de Joaquín Jordá.
Excepción
El próximo jueves, el pleno del Consejo Económico y Social dará su informe sobre el proyecto de nueva ley de cine. La tramitación para llevarla al Consejo de Ministros será antes de fin de año y, finalmente, la nueva ley irá al Parlamento en febrero. Si se aprueba, sustituirá a la de 1994.Lo principal de esta nueva normativa es que por primera vez se elevan a condición de ley las ayudas que hasta ahora se concedían gracias a los tres decretos vigentes. Con la nueva ley quedarán tipificados, según José María Otero, todos los tipos diferentes de ayudas. El director general del ICAA acudió ayer a la Facultad de Ciencias de la Información de la Universidad Complutense de Madrid -donde se celebran las III Jornadas de Historia y Cine- para hablar sucintamente de esta nueva ley. "Las ayudas automáticas", dijo, "se conceden con criterios objetivos, se mira la recaudación y la aceptación del público; las ayudas a proyectos, que afectan del 10% al 15% de las películas, son sobre todo para nuevos directores, filmes experimentales o documentales. Ninguno de estos casos superará el 50% de ayuda, y sólo las películas difíciles, de bajo presupuesto y alto riesgo estético, podrían lograr un 80% e incluso el 100% de ayuda".
Otero habló de la nueva ley en una mesa en la que intervinieron el profesor de Relatos Históricos Audiovisuales de la Complutense Julio Montero, los productores Agustín Almodóvar y Antonio Pérez y el periodista de La Vanguardia Diego Muñoz. "Soy absolutamente partidario de las ayudas al cine", señaló Agustín Almodóvar; "las ayudas garantizan la libertad de los cineastas, ya que de otro modo estarían abandonados a las leyes del mercado". Agustín Almodóvar insistió en la excepción cultural que es la industria del cine y en la necesidad que hay de separarlo de los demás productos de consumo. Con el modelo de Francia siempre como referente, Agustín Almodóvar (que recordó que no hay industria más proteccionista que la norteamericana) afirmó que el cine es una industria de "altísimo riesgo". "Cada película es un artefacto completamente nuevo e imprevisible. Nunca se sabe qué puede ocurrir. Es un misterio".Antonio Pérez (productor, entre otras películas, de Solas, de Benito Zambrano) señaló que lo importante no es acabar con el poder de la mayoría, sino "dejar vivir a la minoría". Pérez se quejó de la difultad de descentralizar el cine de los tradicionales centros de producción en España. "Los vascos no son mejores directores que los andaluces", dijo; "sólo han tenido más medios".
Aunque Otero señaló que la nueva ley "demuestra la decidida apuesta del Gobierno por el cine", los productores añadieron que se ha logrado el consenso político gracias a un trabajo "que viene de atrás". "Afortunadamente", manifestó Pérez, "en el cine hemos logrado que no nos afecten los cambios de Gobierno, ya que hasta ahora todos han seguido un camino parecido". "Al cine, hoy", continuó, "lo que le afecta son políticas tan nefastas como la de Tele 5, que no cumple con el cine español". Otero, finalmente, anunció que con la nueva ley se abrirá la posibilidad de fórmulas como los créditos y la cooperación de las televisiones, que tienen que invertir el 5% de sus beneficios en cine y proyectos audiovisuales.
Babelia
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