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CONSUMO

Los conservadores británicos exigen el veto al vacuno francés

Nueve distritos de París prohíben la carne en los comedores escolares

Piensos sospechosos

La oposición conservadora británica pidió ayer que la UE imponga un veto a las exportaciones de vacuno galo ante el aumento de casos de encefalopatía espongiforme bovina (EEB) registrado en Francia. Si los socios comunitarios no lo aprueban, al menos el Reino Unido debería dejar de comprar carne de res a sus vecinos más próximos, según los tories.La propuesta, formulada por el portavoz de Agricultura conservador, James Paine, llega poco después de que tanto la Unión de Ganaderos como varios diputados de otros partidos políticos británicos calificaran de insuficientes los controles de seguridad e higiene alimentaria impuestos en Francia con respecto a la carne de vacuno. En los últimos nueve años, París ha contabilizado 156 animales enfermos; de éstos, 26 han debido ser sacrificados en los últimos meses. Para la oposición británica, dichos datos revelan la falta de auténticas medidas de inspección alimentaria y el peligro de que carne infectada, esta vez foránea, llegue de nuevo a las mesas del Reino Unido. Paine ha hecho su llamamiento recordando que Francia mantiene en pie su veto unilateral a importar carne de res británica. Una decisión ilegal y contraria a la decisión de la UE, que levantó su embargo oficial en 1998.

En París, las alcaldías de 9 de los 20 distritos han instruido a los colegios de sus barrios para que supriman la carne de vacuno en los menús destinados a los niños. La inquietud suscitada por la enfermedad de las vacas locas y el descubrimiento de que hace 15 días se distribuyeron ocho toneladas de carne sospechosa en supermercados e hipermercados tiene mucho que ver con esa recomendación municipal.

Otra parte de los barrios de la capital se mantiene a la expectativa y alguno de los alcaldes afirma que no piensa "contribuir a la psicosis". En algunos casos, las recomendaciones de no incluir carne de vacuno en los menús de los niños responde a presiones de los padres; pero en otros son los directores de los colegios o los alcaldes los que toman la iniciativa para evitar que se les pueda acusar de negligencia o falta de celo, si algún día se produjera un problema de salud derivado de ese consumo. Afectado por graves problemas políticos -acaba de ser expulsado de su partido, Unión por la República (RPR)-, el alcalde de París, Jacques Tiberi, se abstiene de tomar iniciativas y de arbitrar entre los diferentes distritos.

La Agencia Francesa de Seguridad Sanitaria de los Alimentos (Afssa) aclaró que está "estudiando las condiciones de puesta en práctica de la retirada de las columnas vertebrales de los bovinos", lo que equivaldría a prohibir la chuleta de buey. El Gobierno aguarda igualmente un consejo técnico de la misma agencia antes de prohibir el uso de las harinas de origen animal en la alimentación del ganado porcino, de las aves y de los pescados. Esa prohibición ha sido reclamada por Los Verdes, una de las formaciones que están en el Gobierno, pero todo parece indicar que la decisión se retrasará cuatro meses.Ayer mismo, el diario France Soir dio a conocer un informe de los servicios de aduanas, facilitado por la Confederación Campesina de José Bové, según el cual varias empresas francesas de piensos importaron miles de toneladas de harina con restos de animales del Reino Unido entre 1993 y 1996, cuando esta práctica estaba ya prohibida, informa EFE. En el citado informe se asegura que durante este periodo las autoridades francesas se incautaron de 1.261 toneladas de harina animal británica.

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