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La Academia de Bellas Artes alerta del peligro de excavar bajo la catedral de Segovia

La Real Academia de Bellas Artes de San Fernando ha mostrado su alarma por unas obras de excavación que se van a realizar bajo el claustro de la catedral de Segovia, la última gótica de España, iniciada en 1525 por Juan Gil de Ontañón. Los trabajos, concebidos por el cabildo para mejorar los accesos de los turistas y ampliar el museo, con un presupuesto de 127,1 millones de pesetas, cuentan con todos los permisos correspondientes y están financiados por los ministerios de Fomento y de Educación y Cultura con cargo al 1% cultural, dentro del plan de catedrales.Durante su última reunión, algunos académicos consideraron la obra como "un rotundo disparate", argumentando razones de seguridad en la estabilidad del claustro, así como en los cimientos del primer templo segoviano, ya que también se prevé otra perforación para conectar el nuevo espacio con un bodegón que existe bajo la sala capitular.

En el proyecto, realizado por los arquitectos Juan Antonio Espejel y Eduardo Navarro, se prevén unos 1.404 metros cúbicos de excavación en mina con entibación bajo el pasillo claustral del sur, así como parcialmente en los del este y el oeste, con una longitud de unos 54 metros por unos cinco de alto y otros tantos de ancho. Este claustro gótico, obra de Juan Guas, que pertenecía a la catedral vieja, fue realizado entre 1472 y 1490. Según algunos expertos, su estado es de fragilidad, debido a que soportó bombardeos y a su trasladado a la nueva catedral, en 1515, hasta el punto de que sus bóvedas tuvieron que ser consolidadas recientemente porque había peligro de desprendimientos.

Para algunos miembros de la Academia que dirige Ramón González de Amezúa, "conceptualmente es un disparate dejar un claustro colgado, y, estructuralmente, el hecho de vaciar y tocar los cimientos supone un peligro tremendo".

Además, el proyecto también afecta al enlosado de entrada, retirando las laudas sepulcrales, cuya ordenación responde a esquemas del siglo XVIII, con escudos de valor histórico, y organizando un nuevo pavimento en cuadrícula, con rampas y accesos desde las calles próximas, con iluminación a base de farolas, jardines y riego por aspersión.

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