Imanol Uribe afirma que su única obsesión al dirigir 'Plenilunio' ha sido evitar el morbo
El director presentó ayer en la sección oficial, aunque fuera de concurso, su novena película
Imanol Uribe guarda un mal recuerdo de su última Concha de Oro. "Recogí el premio por Bwana pidiendo casi perdón. Fue un momento muy desagradable, debía estar contento pero no podía, la división de opiniones que provocó la película fue muy dura para mí. Por ello, decidí que no quería volver al concurso de la sección oficial durante algún tiempo y así ha sido". Ayer se presentó en esa misma sección oficial, pero fuera del concurso, Plenilunio, noveno largometraje del director de Días contados. Basada en la novela homónima de Antonio Muñoz Molina, la película pretende ser una "sobria reflexión" sobre un tema "delicado y escabroso".Con un guión de Elvira Lindo e interpretada por Miguel Ángel Solá, Adriana Ozores, Juan Diego Botto, Fernando Fernán-Gómez, Chete Lera y Charo López, el filme discurre entre un episodio sobre el horror (la violación y muerte de una niña) y otro sobre el amor (el idilio entre el policía que investiga el caso y la maestra de la niña muerta). "Las dos historias fueron rodadas paralelamente, primero una y luego otra, para finalmente unirlas en la sala de montaje", explica Uribe. "La película es más sintética que la novela, que es mucho más barroca". "Mi única obsesión", añade Uribe, "era que Plenilunio no cayera en el morbo. Si lo hace consideraría el resultado como un fracaso personal", explica Uribe.
En una escena de Plenilunio, el policía que interpreta el actor argentino Miguel Ángel Solá afirma que lo que "más asco le da del cine es el modo en que hace de la violencia algo atractivo, cuando no es más que crudeza y chapuza". La frase, casi literalmente extraída del libro de Muñoz Molina, es para Uribe una declaración de principios de lo que quiere expresar la película. Cuando se le pregunta a Uribe por el impacto que, sin embargo, provoca la escena inicial -en la que aparece una panóramica en plano corto del cadáver desnudo de una niña-, el director afirma que todo es frío y contenido en la película excepto esa escena. "En cine es muy difícil sintetizar las sensaciones y yo necesitaba desde el primer momento una escena impactante para justificar el horror que siente el policía. No es una escena gratuita, es imprescindible para entender su proceso mental. En cine no basta con decir las cosas, también hay que verlas".
Plenilunio es, según su director, una adaptación "literal" de la novela de Muñoz Molina. El escritor acompañó ayer en San Sebastián al director y su equipo. "La película", manifestó el autor de El jinete polaco, "me ha gustado mucho, si no no estaría hoy aquí". En su libro, como en la película, sobrevuela el fantasma del pasado del policía, un agente que, tras vivir durante años en Bilbao, huye del País Vasco por el acoso que sufren él y su mujer del terrorismo y sus satélites. Ayer, en la rueda de prensa posterior al pase matinal (en el que el filme fue recibido con frialdad, aunque por la noche, en su estreno con público fue acogido calurosamente) fueron recurrentes las preguntas sobre el terrorismo. Preguntas que Elvira Lindo zanjó al decir que la película "no trataba de ETA", que incluso se pensó en no incluir ese pasado. "Es lo menos importante de la película, que habla de una historia de amor frente a otra historia, la de un asesino", dijo la guionista.
"Desde que leí la novela por primera vez", continuó Uribe, "me fascinaron sus personajes, y en la película hay una voluntad expresa de volcarse sobre ellos". Miguel Ángel Solá (el policía), Adriana Ozores (la maestra de la niña asesinada) y Juan Diego Botto (el asesino) forman el triángulo que vertebra el filme. "El reparto era fundamental para mí", añade el director, "sabía que la película se sostendría en continuos primeros planos. La acción de la película está en sus rostros".
Babelia
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