Un emocionante documental español sobre los desheredados, la mayor sorpresa en Zabaltegi

Lo ha realizado un peruano, Javier Corcuera, sobre un guión que firma al alimón con Fernando León de Aranoa y el productor Elías Querejeta, máximo responsable de que tan peculiar película exista. Es un documental, filmado además en vídeo de última generación, y son esos dos aspectos, el tecnológico, que suele chocar con los puristas, y el genérico, que lo enfrenta con una tradición que suele desconocer los méritos de las películas de no ficción, los que pueden mermar su suerte para alzarse con el premio de Nuevos Realizadores. Pero no cabe duda de que La espalda del mundo es el filme más sorprendente, artísticamente sólido y éticamente comprometido que se ha visto aquí en las ya largas siete jornadas de este festival.Su materia prima consta de tres segmentos. En uno, hablan unos niños peruanos que se dedican a picar piedra y venderla por cuatro chavos; en el segundo, un exilado kurdo, marido de la única diputada de esa nacionalidad sin Estado que ha llegado al Parlamento turco, y que hoy está en la cárcel por defender los derechos de su pueblo; en el tercero, un negro que espera su ejecución en el corredor de la muerte de una prisión de la Tejas de George Bush Jr.

No son estas tres las únicas voces que se oyen en este documental sin trampas, hecho a calzón quitado y de una solidez narrativa y una coherencia ideológica envidiables. Pero sí son las que orientan el discurso, las que proporcionan lo que constituye la razón de existir de este tipo de cine. Ni música dulzona, ni fotografía resultona ni recursos tramposos: Javier Corcuera, y con él sus coguionistas, han logrado un retrato de la exclusión -social, racial, política-, un enternecedor documento sobre un mundo de hoy en el cual viven, tanto en el Primer como en el Tercer Mundo, ciudadanos que no son como los otros.