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Seis ministros israelíes dimiten para boicotear la cumbre de Barak y Arafat en Camp David

Seis ministros y 26 parlamentarios, miembros de tres partidos nacionalistas y religiosos radicales (Shas, Partido Nacional Religioso e Israel be Aliya), retiraron ayer su apoyo al primer ministro, Ehud Barak, en un intento maquiavélico de impedir mañana la cumbre con Yasir Arafat en Camp David. La maniobra de los radicales, que culminará hoy con la presentación de tres mociones de censura contra el Gobierno, obligará hoy a Barak a retrasar por algunas horas su viaje a EE UU para participar en el debate de la Kneset, que espera ganar con el voto de árabes y laicos.

Antes del debate en la Kneset, Barak viajará a El Cairo para entrevistarse con el presidente egipcio, Hosni Mubarak. "Barak ya no es el primer ministro de todos los israelíes", aseguraba ayer el ministro del Interior, Natan Charansky, en una carta personal dirigida a Barak en la que le presentaba su dimisión irrevocable, como protesta por la celebración de la cumbre tripartita de Camp David, en la que éste presume que se efectuarán importantes y vergonzosas concesiones a los palestinos.El hasta ahora ministro Charansky, un antiguo preso político de la ex Unión Soviética, se llevó en su salida del Gobierno a los cuatro diputados del partido Israel be Aliya, configurado esencialmente por inmigrantes rusos, en su mayor parte colonos de las zonas de Cisjordania y el Golán.

Pocas horas después de la dimisión de Charansky presentaban su dimisión Isaac Levy, el ministro de la Vivienda, dirigente del Partido Nacional Religioso, plataforma heterogénea en la que milita la gran parte de los 140.000 colonos de los asentamientos de Cisjordania y Gaza. La salida de Isaac Levy del Gobierno, llevándose con él a 5 diputados más, fue acompañada de un exabrupto dirigido a Barak y contra el proceso de paz: "Antes de hacer la paz en el extranjero, hágala en su propia casa".

Pero la dimisión más importante vino bendecida por los rabinos sefardíes (origen árabe), quienes aconsejaron a los dirigentes políticos del partido ultrarreligioso Shas para que dieran también su espalda al Gobierno; obligando con ello a cuatro ministros a presentar su dimisión -Eli Suissa en Infraestructura; Isaac Cohen en Asuntos Religiosos; Eli Yissai en Trabajo y Asuntos Sociales; y Slomo Benziri en Sanidad- y a retirar el apoyo de sus 17 parlamentarios.

"No se puede sostener alguna cosa, cuando no se sabe a dónde va", aseguraba por su parte un portavoz del partido ultrarreligioso, el mismo que hace menos de un mes sometió a Barak a un chantaje político, exigiéndole 1.500 millones de pesetas para financiar su red de escuelas a cambio de permanecer en el Gobierno.

La ofensiva nacionalista y religiosa contra el proceso de paz ha dejado a Ehud Barak con sólo 46 parlamentarios (sobre un total de 120 escaños), 11 ministros de 17 y dos partidos (el Laborista y el de Centro) en una coalición inicialmente de seis. Pero la maniobra no ha acabado, ya que los conspiradores tratarán de hacer avanzar hoy en el Parlamento de Jerusalén tres mociones de censura contra lo que queda de Gobierno, con la esperanza de aglutinar a todos los enemigos de la coalición y hacer caer a Barak, impidiendo así su viaje a Camp David.

La hipótesis matemática de un triunfo de la moción de censura impulsada por los nacionalistas religiosos se contradice con los cálculos de la izquierda y pacifistas que aseguran poder frenar la iniciativa con los votos de los partidos árabes y laicos. En cualquier caso nada de eso hizo ayer temblar a Ehud Barak, quien se vio obligado a salir por la televisión para anunciar indirectamente con sus palabras lo que minutos antes había dicho claramente por activa y pasiva: "Iré a Camp David y negociaré con Arafat".

"Sólo firmaré un acuerdo que reafirme la seguridad de Israel", aseguró ayer por la noche Ehud Barak por la televisión, en un intento de tranquilizar a los israelíes, que le votaron hace un año. El jefe de Gobierno recordó que había recibido de ellos un mandato, no de los partidos políticos, y que este mandato se encontraba aún vigente. Barak, que tenía previsto salir hoy hacia Washington a las 10.30 horas de la mañana, decidió anoche retrasar por algunas horas su salida para poder participar así en los debates del Parlamento, donde espera conseguir la mayoría suficiente para derrotar las mociones de censura.

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