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Dimite en bloque la junta directiva del gremio de editores por los descuentos en los libros de texto

El congreso nacional defiende el precio fijo como instrumento de pluralismo e igualdad

Estaba cantado que este III Congreso Nacional de Editores de España, que se inició ayer en Bilbao, no saldría indemne de la decisión del Gobierno de permitir los descuentos sin límites en los libros de texto, medida que ya ha entrado en vigor. Las sesiones de trabajo se iniciaron por la mañana con toda normalidad. Por la tarde estalló la bomba: "Ante la gravedad de la situación y en protesta por la arbitraria actuación del Gobierno, la junta directiva de la Federación de Gremios de Editores de España acuerda presentar su dimisión en bloque en este momento".

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Eran las cuatro de la tarde. De nada sirvieron los cantos de sirena que hizo, el miércoles por la noche en la cena de inauguración, el secretario de Estado de Cultura, Luis Alberto de Cuenca: "Hemos de trabajar hombro con hombro con el sector editorial para favorecer la industria del libro. Hemos de estrechar la colaboración en la renovación del marco jurídico vigente", dijo. Y añadió: "En estos días el Gobierno de España ha aprobado uno de sus objetivos, liberalizar los precios que facilitan el acceso de las familias a la educación con la reducción de gastos". Dijo que hay una fuerte presión social para que esto se consiga, y repitió que se ha duplicado la dotación de las becas y reconoció que son "momentos delicados".Palabras vanas que llegaron a oídos fatigados y escaldados. De Cuenca y el director general del Libro, Fernando de Lanzas, que no dijo públicamente ni pío, asistieron a la cena inaugural y se marcharon raudos. Queda, como representante del ministerio en este congreso, Luis González Martín, subdirector general de Promoción del Libro, la Lectura y las Letras Españolas, uno de los hombres más sensatos, en opinión de los editores, del amplio Ministerio de Educación, Cultura y Deporte.

Editores maliciosamente divertidos repartían, mientras hablaba Luis Alberto de Cuenca, fotocopias de las declaraciones que hizo el ministro de Economía, Rodrigo Rato ("éste sí que es el enemigo", afirmaban los díscolos editores y libreros), en una entrevista con Iñaki Gabilondo en la SER: "Yo soy padre de familia y cada septiembre que vuelvo a Madrid me encuentro con que las grandes superficies, los grandes almacenes, las grandes cadenas de ocio anuncian descuentos del libro de texto del 50%, del 40%, porque dan productos a cambio". "Eso de los descuentos está muy mal", afirmó uno de los editores presentes en la entrañable bienvenida que el Gremio de Editores de Euskadi dio a sus colegas de toda España, "por eso han puesto esa cláusula en la que se dice que queda prohibida la utilización del libro como reclamo comercial para la venta de productos de naturaleza distinta".

Pero ni cláusula ni nada convenció a los editores. Antes del primer plato de la cena ya habían decidido reunirse, ayer a las ocho de la mañana, para tomar una decisión: decir al Gobierno que ya no tienen interlocutores en el sector editorial. Un editor madrileño miembro de la junta que dimitió, recordó sotto voce lo que dijo Juan José Millás en conferencia de prensa el pasado lunes: que con la nueva legislación poetas como Luis Alberto de Cuenca o Fernando de Lanzas deberían dimitir. "Ellos no lo hacen, pues lo hacemos nosotros". Aunque, en general, casi todos salvan la actuación de Educación y Cultura, lo que sí parece cierto es que las relaciones con el Gobierno no están en su mejor momento, por no decir en el peor. José María Aznar, por ejemplo, ha cancelado una reunión que tenía prevista con el Gremio de Editores de Cataluña el próximo 10 de julio.

Ayer mismo se creó una comisión gestora de la Federación de Gremios que sustituirá a la dimitida junta hasta las próximas elecciones del sector, comisión presidida por Josep Lluís Monreal, que dimitió ayer como presidente de la Federación de Gremios de Editores de España. Los dimisionarios expresaron su solidaridad con los libreros, "el segmento más dañado por la intervención del Gobierno. La opinión unánime del sector es que la acción del Gobierno crea la situación más grave que cabe imaginar para las librerías españolas".

Los editores manifestaron en un comunicado su "más firme defensa del precio fijo de los libros, como el instrumento más idóneo para la consecución y preservación del pluralismo cultural y lingüístico y para facilitar un acceso igualitario de todos los ciudadanos a la cultura escrita, al precio más adecuado y barato posible". Consideran muy negativa la decisión del Gobierno de "autorizar descuentos ilimitados en la venta de libros de texto". "No podemos admitir, bajo ningún punto de vista, que se trate de una medida liberalizadora de la economía. Por el contrario, se trata de una intervención administrativa, sin precedentes en el Derecho español y comparado, que deja al libro en una situación excepcional, en peores condiciones de comercialización que las de cualquier otro producto".

El III Congreso Nacional de Editores registró ayer un lleno excepcional. Como ocurrió hace dos años en el II Congreso de Editores, a casi todos les pareció importante estar en Bilbao en unos momentos en que el sector vive días de preocupante agitación. Asistieron desde pequeños y medianos editores como Antonio Roche (Biblioteca Nueva), Federico Ibáñez (Castalia), Rafael Martínez Alés (relator del congreso), Marta Casares (Nerea), Alejandro Sierra (Trotta), Enric Folch (Paidós) a las primeras espadas de los grandes grupos como Planeta (José Manuel Lara Bosch, Jesús Badenes, Julián León), Santillana (Isabel de Polanco, Francisco Pérez González, Emiliano Martínez), Ediciones B (Blanca Rosa Roca), Anaya (José Luis Gómez, Antonio Basanta), Joaquim Palau (Grup 62) y tantos otros. Más de uno y más de dos echaron en falta al recién creado Grupo Plaza&Janés.

Planes de futuro

Los editores tienen muchos proyectos para estimular la lectura y promocionar el libro, y buena parte de ellos los están preparando con el apoyo del Ministerio de Cultura. En voz alta dimitió ayer la junta directiva de la Federación de Gremios de Editores, pero en voz baja casi todos confían en que lleguen a buen puerto. Una de las cosas en que están trabajando es en una gran campaña de promoción de la lectura. Para hacer boca, ayer hablaron, en una ponencia moderada por Emiliano Martínez, los británicos Liz Attemborough (ex directora del National Year of de Reading) y John Davies (director de la Publish Association), que nos pusieron los dientes largos explicando cómo en el Reino Unido habían puesto en marcha esta campaña de lectura. Martínez presentó a dos empresas que están realizando estudios muy serios para lograr un buen punto de partida de esa campaña española, prevista para 2001.

Imágenes de la lectura y Sobre comercio interior, otros estudios necesarios en el sector del libro son dos trabajos presentados ayer. Ambos coinciden en que el precio del libro es uno de los factores que menos influyen en su compra y en su lectura. Curioso, ¿no?

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