Dos películas sobre la xenofobia en Europa triunfan en Cinema Jove

La película danesa Pizza King, de Ole Christian Madsen, obtuvo ayer la Luna de Valencia al mejor largometraje de la 15ª edición de Cinema Jove. El premio al mejor cortometraje del festival se marchó hacia Italia, gracias a Monna Lisa, de Matteo Delbó.Además de los aspectos meramente cinematográficos, los jurados internacionales de las secciones a concurso han coincidido en premiar dos producciones cuyo eje central es la xenofobia en la Europa civilizada. Los problemas de los inmigrantes de segunda generación que malviven en la Dinamarca del bienestar y los de las mujeres del Este que se convierten en mercancía de lujo en Italia han encontrado así, con las películas galardonadas, una vía de denuncia a través del cine.

Con un presupuesto modesto (unos 110 millones de pesetas), Pizza King cuenta la supervivencia de cuatro jóvenes, hijos de inmigrantes, en un barrio de Copenhague. Para el jurado del festival, presidido por el productor José Mazeda, se trata de una película "técnicamente perfecta, atrevida en su forma de rodaje y que aborda un problema tan actual como el del racismo". El filme de Madsen se ha hecho con el galardón en una competición que se ha caracterizado por el alto nivel de las cintas exhibidas. Así lo resaltó el cineasta Álvaro Fernández Armero, miembro del jurado, al afirmar que "son películas que deberían tener una distribución en España".

En el apartado de cortos, Monna Lisa, un relato sobre el papel de la mujer como objeto de venta, consiguió el premio, dotado con un millón de pesetas, por delante de la norteamericana Five feet high and rising, de Peter Sollet, y la británica Stanley, de Suzie Templeton. Al igual que en la sección de largometrajes, el jurado resaltó "la ingrata labor de tener que elegir un ganador entre tantas películas buenas".

Cinema Jove, que finalizó anoche con una gala conducida por la actriz Elsa Pataky, se ha consolidado este año como una de las plataformas más importantes de lanzamiento para los jóvenes realizadores. Sin los adornos, en forma de estrellas rutilantes, de otros certámenes (no ha contado con ningún invitado de relevancia internacional), el festival ha apostado por una programación de calidad buceando en aquellos productos firmados por cineastas menores de 35 años. Pese a esa sobriedad, el público valenciano ha respondido con llenos diarios a las propuestas del certamen.