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Helms reniega del acuerdo entre Clinton y la UE y lanza una velada amenaza a Sol-Meliá

El senador estadounidense Jesse Helms, coautor de la ley que persigue las inversiones en propiedades confiscadas en Cuba por el régimen de Castro, vuelve a la carga. En una dura carta remitida al comisario europeo de Relaciones Exteriores, Chris Patten, Helms reniega del acuerdo alcanzado entre la Comisión Europea y la Administración de Clinton en mayo de 1998, denuncia que el Departamento de Estado no ha actuado contra "una firma hotelera europea" (en inequívoca alusión al grupo español Sol-Meliá) pese a tener "claras evidencias" contra ella. Helms seguirá intentando que la ley "se aplique con rigor contra los países europeos que trafican con propiedades robadas en Cuba", afirma.La carta del senador Helms, fechada el 6 de junio pasado, acaba de ser distribuida entre los Estados miembros y el Parlamento Europeo y es respuesta a una misiva anterior de Patten. En un tono muy conciliador, el comisario le explica cómo Europa ha cumplido sus deberes para propiciar el respeto de los derechos humanos en Cuba, incluidos "los principios del mercado, los sacrosantos contratos y el papel de la ley". Tras recordar el apoyo de los Estados miembros de la Unión Europea (UE) a la resolución que condenó a Cuba en la Comisión de Derechos Humanos de Naciones Unidas en Ginebra, Patten llega al meollo de su mensaje: convencer a Helms de que los desacuerdos acerca de la ley Helms-Burton, y sobre todo el título IV, son un factor clave que enturbia las relaciones transatlánticas y el comercio mundial, en particular en lo que se refiere a derechos de propiedad y protección de las inversiones. El título IV autoriza las represalias contra los inversores en propiedades confiscadas por Castro. "Le conmino con fuerza a que ponga en marcha por completo los acuerdos de mayo de 1998", finaliza la carta de Patten.

Se refiere el comisario al acuerdo que permitió a Europa suspender, que no retirar, la denuncia presentada contra Estados Unidos ante la Organización Mundial de Comercio (OMC), a causa de la ley Helms-Burton, por lo que la UE considera injustos efectos extraterritoriales. No obstante, el acuerdo incluye la reactivación de la denuncia si EEUU sanciona a alguna empresa europea. A cambio, el presidente Bill Clinton se comprometió a suspender el título III y a hacer todo lo posible para que el Congreso hiciera lo propio con el título IV.

En su respuesta -nada conciliadora-, Jesse Helms le comunica al comisario que su interpretación, la de Helms, de los acuerdos parte de esta base: el solo hecho de haberlos firmado supone darle validez al título IV, aunque admite que "desgraciadamente el acuerdo no ha servido para hincarle el diente" a quienes han incumplido el mandato de "no traficar con propiedades confiscadas en terceros países".

El senador Helms, que podría perder en las elecciones de noviembre su influyente cargo de presidente del Comité de Relaciones Exteriores del Senado, parece instar al Gobierno americano a actuar contra la cadena hotelera española Sol-Meliá al afirmar que "el Departamento de Estado ha fallado a la hora de poner en práctica el título IV, a pesar de que hay claras evidencias de violaciones por parte de al menos una firma hotelera europea".

En diciembre de 1999, el Departamento de Estado estuvo a punto de denunciar a Sol-Meliá por sus inversiones en Cuba, aunque a última hora desistió tras las presiones europeas.

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