El Vaticano obliga a la Iglesia de Brasil a retirar su apoyo al condón contra el sida
"Estamos volviendo al tiempo de los leprosos en vida de Cristo", se queja el obispo Casaldáliga
Una orden del Vaticano enviada por fax ha obligado a los obispos brasileños a retractarse de su defensa del uso del condón para prevenir el sida. Ante el mensaje enviado por el secretario de Estado de la Santa Sede, cardenal Angelo Sodano, los obispos, reunidos en un encuentro sobre el sida organizado por la Conferencia Episcopal y el Ministerio de Sanidad de Brasil, se apresuraron a rectificar sus declaraciones y las reconvirtieron en un apoyo limitado exclusivamente a "los no católicos". "Volvemos al tiempo de los leprosos en vida de Cristo", certificó el obispo progresista Casaldáliga.
A la reunión el Vaticano había mandado como observador al mexicano Javier Lozano Barragán, presidente del Pontificio Consejo de la Pastoral de la Salud de la Santa Sede, quien informó enseguida a Roma de la postura de los obispos brasileños a favor del condón. Una opinión contraria a la doctrina vaticana y que fue expresada por el obispo de Goiás, Eugénio Rixen, encargado de la Pastoral de la Salud de la Conferencia Episcopal brasileña y coordinador de los debates. Según el diario O Globo, el secretario de Estado del Vaticano, Angelo Sodano, número dos de la jerarquía católica y uno de los futuros papables, intervino a través del nuncio apostólico en Brasil recordando a los obispos que no están autorizados a revisar una doctrina que aparece en las encíclicas de la Iglesia, sobre todo en la Humanae Vitae de Pablo VI, donde se prohíben todos los métodos artificiales de control de la natalidad y, por tanto, el condón.
Los obispos presentes en el encuentro recibieron por fax la orden de retractarse y Rixen leyó en público una declaración afirmando que la autorización para el uso de los preservativos en caso de peligro de contagio del sida se refería a "los no católicos". La lectura de esa declaración despertó cierta hilaridad en los periodistas presentes. Después, el obispo Rixen no aceptó preguntas ni entrevistas.
Pedro Casaldáliga, el obispo catalán varias veces candidato al Premio Nobel de la Paz y bestia negra de la dictadura militar, dijo paternalmente a consultas telefónicas de EL PAÍS: "Pero, hombre, qué necesidad van a tener los no católicos de que los obispos les autoricemos a usar o no el condón. Claro que se referían a los católicos...". Y añadió: "Yo estoy en la línea de mi hermano en el episcopado Evaristo Arns en el sentido de que la vida es lo primero y de que no se puede poner en peligro por no poder usar un preservativo". La castidad, según Casaldáliga, es una decisión libre que la Iglesia no puede imponer a los católicos casados.
En el encuentro sobre el sida, y después de que los obispos recibieran la orden de retractarse, Arns volvió a defender el uso del condón para los católicos como mal menor. El ex arzobispo -que rechazó la imposición de que no estuvieran presentes los periodistas durante su intervención- explicó que, en la moral católica, cuando hay que elegir entre dos males se escoge el menor y que los creyentes tienen que inclinarse siempre a favor de la vida. "Jesucristo no quiere que existan personas contaminadas de sida y nunca hubiese prohibido el condón existiendo peligro para la vida", dijo Arns.
Ahora se espera el documento final sobre los debates. El religioso Valeriano Paitoni, coordinador de tres casas de apoyo a los seropositivos de São Paulo y una de las figuras más destacadas de la Iglesia en Brasil, insistió ayer en que el documento debe dejar claro el compromiso de "apoyar y asumir las orientaciones que la ciencia presenta sobre la defensa de la vida". Y anticipó que él seguiría distribuyendo preservativos a sus feligreses pese a "las posibles represalias".
Por su parte, el enviado del Vaticano, Lozano Barragán, aprovechó para aconsejar a los obispos que no permitan la ordenación de seminaristas portadores de VIH y que los candidatos al sacerdocio deben ser sometidos a exámenes médicos periódicos. En cuanto a sacerdotes ya ordenados y a religiosos y religiosas seropositivos, deberán también analizarse para, según el sutil lenguaje vaticano, "comprobar si están en condiciones de trabajar". La postura de Lozano provocó no pocas críticas entre los asistentes al encuentro, porque en Brasil son numerosos los religiosos seropositivos que desempeñan una labor impagable con las víctimas del sida.
Casaldáliga comentó: "Estamos volviendo al tiempo de los leprosos en vida de Cristo". Y añadió: "Olvida el Vaticano que Jesús estuvo siempre a favor de los contaminados y contaminadores. Y que la única contaminación que persiguió y condenó fue la de la hipocresía, la del orgullo y el fundamentalismo religioso".
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