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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Lista de espera mortal

El aumento de la esperanza de vida y consecuente envejecimiento de la población ha provocado un incremento más que proporcional de las patologías cardiacas sin que el sistema sanitario haya reaccionado con suficiente rapidez. El resultado es que han crecido alarmantemente las listas de espera de pacientes del corazón que necesitan ser operados.Las consecuencias las revelaba el pasado jueves, en una carta publicada en La Vanguardia, el jefe de cirugía cardiaca del hospital de Sant Pau de Barcelona: en ese centro habían muerto desde el verano pasado siete enfermos mientras se encontraban a la espera de ser intervenidos. El cirujano se pregunta en su carta cómo es posible que se esté dando "una fecha de operación para dentro de cinco meses a un paciente que es posible, y probable, que muera antes".

A esta primera denuncia le ha seguido un aluvión de testimonios que indican que la situación no es exclusiva de ese centro. Cada vez que se ha planteado el problema de las listas de espera, las autoridades sanitarias han asegurado que las demoras sólo afectan a patologías triviales, sin consecuencias graves para el paciente, salvo la merma que suponen para su calidad de vida. Ahora sale a la luz que existen listas de espera, que en algunos casos superan los seis meses e incluso el año, en cirugía cardiaca.

Es evidente que la situación de los pacientes coronarios que precisan una intervención quirúrgica no puede calificarse de trivial. Y que, en las patologías que afectan al corazón, cualquier demora representa en sí misma un riesgo para el paciente. El médico debe valorar ese riesgo y priorizar adecuadamente, pero cuando los recursos disponibles son manifiestamente insuficientes, por mucho celo y rigor que ponga, las posibilidades de que el paciente muera en la espera se multiplican.

Todos los especialistas reconocen que el riesgo de muerte súbita en pacientes coronarios es muy alto. Por ello, de poco sirve alegar, como ha hecho el consejero de Sanidad de Cataluña, que las listas de espera son inevitables y que existen en esa comunidad nueve servicios de cirugía cardiaca permanentemente de guardia. Esos servicios son para atender las emergencias naturales, no para las emergencias que se producen porque la red sanitaria no ha dado la respuesta adecuada en el momento requerido. Por otra parte, es evidente que en cirugía cardiaca, cuanto más se demore la intervención, en peores condiciones llega el paciente al quirófano y, en consecuencia, mayor es el riesgo que corre.

La conclusión es clara: muchas de las muertes que ahora se producen en pacientes coronarios tienen que ver con las listas de espera. Y son muertes evitables. Y esas muertes se producen cuando muchos hospitales tienen quirófanos ociosos durante la tarde o infrautilizados porque no se han dotado del personal suficiente. Ante una situación tan grave como ésta, la respuesta de las autoridades sanitarias sólo puede ser una: disponer urgentemente los recursos necesarios para que deje de haber listas de espera.

Por supuesto que los recursos públicos no son ilimitados, pero los ciudadanos tienen derecho a preguntarse, como hacía en su carta el jefe de cirugía cardiaca de Sant Pau, si es normal que mientras un ciudadano catalán asiste a un espectáculo subvencionado de dudoso contenido artístico y cultural, o mientras le imponen una multa en catalán los Mossos d'Esquadra -cuyo despliegue ha costado el equivalente a muchos quirófanos bien atendidos-, "su madre se puede morir esperando una operación de corazón".

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