Satisfacción en la familia de Prats por el proceso abierto

María Angélica Prats, una de las hijas del ex comandante en jefe del Ejército chileno Carlos Prats, expresó ayer su satisfacción con el avance de la justicia que está permitiendo saber quién ordenó matar a sus padres. La familia del asesinado general no descarta que la investigación del caso termine en peticiones de extradición de los imputados en Chile. Entre ellos están el ex dictador Augusto Pinochet, los ex jefes de la DINA general retirado Manuel Contreras -quien está cumpliendo en el penal de Punta Peuco su último año de condena por el crimen del ex ministro Orlando Letelier-, el brigadier también retirado Pedro Espinoza -quien después de terminar su sentencia de seis años por el mismo asesinato, está procesado por los crímenes de la Caravana de la muerte- y el general Raúl Iturriaga.

Ayer se notificó a otro de los imputados, el general retirado José Zara, que debe nombrar abogado en Buenos Aires. La defensa ha pedido en Buenos Aires que el caso sea declarado prescrito por el tiempo transcurrido, pero la juez María Servini de Cubría, para evitarlo, lo calificó como un crimen de "lesa humanidad".

La figura de Prats es emblemática en la historia del Ejército chileno. Recordado como un hombre culto, sensible, progresista y apegado a la Constitución, Prats tomó posesión de su cargo en 1970, después que su antecesor al mando de la institución, el general René Schneider, fuera asesinado por un comando de ultraderecha, en una operación en la que estuvo comprometida la CIA, para impedir que el socialista Salvador Allende llegara al poder.

La acción no tuvo éxito, y Prats fue leal a Allende hasta el punto de que fue su ministro del Interior, de Defensa y hasta vicepresidente, para asegurar la gobernabilidad. El 11 de septiembre de 1973, su sucesor, Pinochet, encabezó el golpe de Estado contra Allende. Cuatro días después Prats viajó con su familia a Argentina, donde fue asesinado.