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"Yo nunca mandé matar a nadie", dice el general

En su mansión del elegante barrio de La Dehesa permaneció ayer con su familia el exdictador Augusto Pinochet mientras en el centro de la capital se iniciaba la vista del proceso de desafuero de su condición de senador vitalicio. Sus más cercanos insisten en que no se encuentra en condiciones de salud de dirigir su defensa, está rodeado por un fuerte aparato de seguridad del Ejército y desde que regresó a Chile, después de estar detenido 503 días en Londres, no ha realizado declaraciones y sólo ha salido para trasladarse a su residencia de descanso en Bucalemu o a exámenes médicos. No más de una decena de personas han logrado atravesar los obstáculos que ponen médicos y familiares para que sea visitado. El director ejecutivo de la Fundación Pinochet, general retirado Luis Cortés Villa, que lo visitó el sábado, dijo que el ex jefe del Ejército le pidió que dijera en su nombre: "Yo nunca mandé matar a nadie, nunca torturé a nadie, lo único que hice fue asumir mi responsabilidad lo mejor posible por mi país".

El exdictador, que hace 15 años decía que no se movía una hoja en Chile sin que él lo supiera, hoy está "desilusionado", según Cortés. "Siente que no está siendo debidamente enjuiciado, porque ya existe un juicio público y a través de los medios de comunicación como que él es el gran culpable de todo".

En Chile no basta con que una persona esté enferma, o incluso gravemente enferma, para eludir la justicia. Algunos juristas han comentado con ironía que la legislación británica es en este punto más humanitaria que la chilena. El ministro de Justicia, José Antonio Gómez, enfatizó que las razones de salud no son eximentes de responsabilidad penal. "En nuestras cárceles hay mucha gente enferma, incluso reclusos con sida en estado terminal, que igual deben responder ante la ley".

Sin inmunidad

Amnistía Internacional, entretanto, defendió ayer que "los responsables de crímenes contra la humanidad tales como la práctica sistemática de desapariciones forzadas no deben gozar de inmunidad". Amnistía se congratuló del inicio ayer de la vista para retirar el fuero al exdictador. "Es un primer paso muy positivo para abrir una brecha en la infranqueable barrera legal que ha protegido a Augusto Pinochet durante más de un cuarto de siglo", manifestó AI en un comunicado.

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