Brasil celebra su 500º aniversario con una antológica dedicada a la minoría indígena La muestra quiere acercar a los brasileños el lado más ignorado del país
Hace 500 años, Brasil estaba habitado por cinco millones de indígenas pertenecientes a multitud de tribus. Hoy, el gran Estado de Suramérica lo habitan 250.000 indígenas y "otros" cuya cifra alcanza los 163 millones de personas. Para celebrar los 500 años del descubrimiento de Brasil, cuya fecha oficial es el día 22 de este mes, se ha organizado una magna exposición que, bajo el título de Cuerpo y alma indígena, recoge objetos de la vida cotidiana y cultural de más de doscientas tribus como una forma de acercar a los brasileños el lado más oculto del país.
Un sondeo de la Universidad Federal del Estado de Minas acaba de revelar, a través del estudio del genoma de los brasileños blancos, que existen en Brasil 40 millones de blancos que conservan en sus genes huellas indias, algunas de ellas de etnias desaparecidas. La población de Brasil supera los 163 millones de habitantes, de los cuales 250.000 pertenecen a distintas tribus que habitan fundamentalmente en la Amazonia.Los indios doethyró, del grupo tukano y werá djecupé, de la tribu guaraní, son los encargados de hacer de guías en la exposición de objetos indígenas que, con motivo de los 500 años del descubrimiento de Brasil, que se celebra el próximo día 22, se inauguró el jueves pasado en Río de Janeiro.
A la exposición, que es la mayor de su género celebrada hasta hoy en Brasil, ubicada en el precioso Museo del Indio de Río de Janeiro, en el castizo barrio de Botafogo, están acudiendo en masa brasileños y turistas fascinados por tantos objetos llegados de más de doscientas tribus. Desde Río, donde permanecerá hasta septiembre, la exposición recorrerá las principales ciudades del país.
La muestra se titula Corpo e alma indigena y, como ha explicado la antropóloga Arilza de Almeida, el objetivo de la misma es "enfatizar el aspecto de la diversidad y de la contemporaneidad de estas sociedades indígenas, sobre todo cuando están previstos tantos actos con motivo del 500º aniversario del descubrimiento de este país".
Las otras historias
El título de la exposición, que abarca nueve grandes salas, refleja la naturaleza de los miles de objetos expuestos, todos ellos relacionados con la idea que del cuerpo y del espíritu tienen los indios, desde que nacen hasta que mueren. "Hemos querido mostrar", afirma Lucia Bastos, una de las responsables de la muestra, "al indio real, derrumbando ideas preconcebidas. Presentar una visión próxima y auténtica de la vida y de la muerte de los pueblos indígenas, del indio de hoy, de carne y hueso, que viene aquí a contarnos historias de su pueblo".
En parecidos términos se expresa el antropólogo Marco António Gonçalves, que afirma que "cuando se habla del indio, se le coloca siempre en el pasado, como si él no estuviese hoy participando en el desarrollo del país".
Urissapa Tabata, de la tribu de los kuikuro, está convencido de que "el hombre blanco, que no entiende a los indios", va a descubrir muchas cosas en esta visita.
El director del museo, José Carlos Levihno, ha comentado: "Hemos querido evidenciar la noción del cuerpo dentro de la cultura indígena mostrando todas las interferencias que en él se ejercitan, como adornos, perforaciones, pinturas, máscaras, ritos de iniciación, etcétera, ya que en las diferentes tribus el ser humano nace, crece y muere de una manera muy natural, muy bonita y colorista. Hemos intentado captar, pues, los valores étnicos y estéticos de cada una de ellas".
Son igualmente impactantes las nueve grandes salas de la exposición, ubicadas dentro del ya atractivo Museo del Indio, en cuyos jardines existen reproducciones fidedignas de habitaciones indígenas actuales, pero que son idénticas a las que tenían hace cientos de años. Los niños querrían tocarlo todo y hacen mil preguntas sobre los curiosos o imponentes objetos. Pero, sin duda, la joya de la corona de la muestra, el objeto ante el que se amontonan los visitantes, es uno traído desde Perú y expuesto por vez primera en Brasil. Se trata del trofeo de guerra tsantsa, de los indios jíbaro, que significa "cabeza reducida". Todos quieren saber hasta los últimos detalles de su historia.
Las salas hay que recorrerlas por riguroso orden, ya que cada una va reflejando una fase de la vida de los indígenas, desde que nacen hasta que mueren. Por eso en la primera es como zambullirse en el mundo infantil de las diferentes etnias indias, pudiendo apreciar la enorme diversidad de las mismas.
En la segunda aparece ya el cuerpo en crecimiento, la adolescencia, con los objetos usados para los diversos ritos de iniciación masculina y femenina. Se nota cómo el indio pasa por pruebas muy dolorosas para hacer el difícil viaje de la adolescencia a la edad madura.
En la tercera aparece la actividad predatoria y guerrera de las tribus. Se muestran quijadas de animales, instrumentos de caza y guerra y la famosa cabeza reducida de un trofeo de guerra de los jíbaros que viven en la región amazónica.
A continuación, en la cuarta se pone de relieve el momento de placer de los cuerpos: todo lo relacionado con el sexo, tanto en relación con el varón como con la mujer, que, como es sabido, los indios viven con naturalidad en profunda unión con la naturaleza.
Arte en el cuerpo
Las salas más animadas son la quinta, sexta y séptima, que presentan la relación entre la pintura indígena y el cuerpo, es decir, cómo ellos adornan el cuerpo con dibujos, según las diferentes circunstancias y rituales de la vida. Los visitantes de esta muesta pueden experimentar en su propio cuerpo o sobre el papel las representaciones emocionales que ellos quieran. La octava sala, una de las más interesantes, está íntegramente dedicada a las máscaras, algunas de ellas realmente impresionantes.
En la novena y última, el visitante se halla ante los objetos usados para el ritual de la muerte y de la transmigración para otras formas de vida. Cuando se acaba el fascinante viaje se tiene la sensación de haber pasado una vida sumergido en la vida de los antepasados indígenas de este país
Paralelamente a la exposición de objetos sobre el cuerpo y el alma indígena, existe todo un calendario de actos encaminados a profundizar en la vida de estos indios, con comunidades muy activas social, cultural y políticamente, que están dispuestas a dar batalla para que las celebraciones de los 500 años del descubrimiento de Brasil no se queden en una fiesta más para los blancos. Ellos quieren aprovechar la ocasión para demostrar que existen, que poco deberían ellos festejar, ya que eran cinco millones cuando llegaron los blancos y hoy están reducidos a 250.000, mientras los "otros" son 163 millones.
De ese calendario cabe destacar el grupo de 40 indios krahó divulgando su cultura, que el día 14 recorrerán las calles de la ciudad. Habrá también conciertos de música indígena, proyección de vídeos, exposiciones de fotografía y pintura indígena y sesiones de danzas y folclor de las diferentes etnias.
Babelia
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