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Una tesis sostiene que los primeros americanos eran ibéricos

Colón partió de España para descubrir América en 1492, pero no fue el primer vecino de la península Ibérica en pisar aquel continente. Los primeros habitantes de América, culturalmente emparentados con los que pintaron las cuevas de Altamira, llegaron al otro lado del Atlántico hace unos 20.000 años, según el paleoantropólogo Dennis Stanford, director del Departamento de Antropología del Museo de Historia Natural de Washington. Stanford presentó ayer su tesis de que los americanos tienen tatarabuelos ibéricos en un congreso celebrado en Filadelfia por la Sociedad Americana de Arqueología. "Venían de la península Ibérica, no de Siberia", dice.Stanford ha dedicado su vida de investigador a buscar a los primeros americanos. La tesis convencional señala que cazadores de mamuts llegaron hace unos 14.000 años a América desde Asia, cruzando sobre los hielos del estrecho de Bering para extenderse, con el paso de los milenios, por todo el continente. El que se tiene como el yacimiento arqueológico más antiguo de Estados Unidos se halla en Clovis (Nuevo México), en el suroeste del país, y siempre se ha trabajado en él pensando que fue un asentamiento de aquellos viajeros asiáticos. Pero si sus ocupantes procedían de Siberia, en Asia debería quedar algún tipo de vínculo. "Años de investigación no han producido pruebas de que haya una conexión histórica entre el paleolítico de Asia y la gente de Clovis", mantienen Stanford y su colega Bruce Bradley en Discovering Archaeology, revista de Scientific American.

A pie y en barca

Es más, el sureste de Estados Unidos tiene yacimientos más antiguos que el de Clovis y en el de Cactus Hill (Virginia), a unos 250 kilómetros al sur de Washington, cree haber hallado Stanford la clave que desvela el misterio de quiénes fueron los primeros americanos. "Es más viejo que Clovis, puede que tenga 18.000 o 20.000 años", dice Joseph McAvoy, uno de los arqueólogos responsable de las excavaciones que desde 1989 vienen realizando a orillas del río Nottoway investigadores de las universidades de Virginia Tech, Yale, Washington y Appalachian.

Los restos de Clovis, imposible de relacionar con Asia, son a ojos de Stanford indistinguibles de los del periodo Solutrense, que en su momento más brillante produjo los grabados incisos y el centenar de pinturas de bisontes, caballos, jabalíes y ciervos de Altamira. Lo que ayer defendió Stanford es que los cazadores de Clovis derivan de Cactus Hill, donde se han hallado útiles y puntas que son otro calco del Solutrense ibérico, y que esos colonos de Cactus Hill, los primeros americanos, procedían de nuestra Península, convertida entonces en un refugio de los europeos que sufrieron la última glaciación.

El paleoantropólogo de la Smithsonian Institution está convencido de que los cazadores y pescadores ibéricos emigraron hacia el norte y el oeste siguiendo el borde de los hielos y que cuando no avanzaban a pie lo hacían en barca.

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