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Pujol apoyará la investidura de Aznar a cambio de que el PP vote los presupuestos de la Generalitat

Francesc Valls

"Damos un voto gratis, un sí sin contrapartidas". Con estas palabras, el secretario general de Convergència Democràtica, Pere Esteve, justificaba la posición adoptada minutos antes por la dirección del partido, con Jordi Pujol al frente: CDC ofrecerá a José María Aznar su "voto gratis" a la investidura. Pero esa gratuidad es relativa. El PP catalán está sacando al Gobierno de CiU de serios atolladeros: ha evitado la creación de una comisión que investigue el caso Pallerols sobre la presunta financiación de Unió y apoyará los presupuestos del Ejecutivo de Pujol para 2000.

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El secretariado de Convergència -sanedrín constituido por siete dirigentes del partido- se reunió ayer a primera hora de la mañana. Con Pujol al frente y por unanimidad decidió dar el sí de sus 11 diputados, de los 15 que tiene CiU en el Congreso, a la investidura de Aznar. Unió ya había anunciado su apoyo al presidente en funciones. El mensaje fue claro y quiere evitar que los sectores más nacionalistas del partido presenten batalla, según fuentes de la dirección de CDC. Oponerse al voto afirmativo supone enfrentarse al mismísimo Pujol. El primer banco de pruebas de esta decisión se produjo minutos después, en la reunión de la ejecutiva de CDC, constituida por una treintena de personas.

La dirección tuvo la oportunidad de ver cómo reaccionaba la ejecutiva ante una píldora que, aunque amarga, no dejaba de ser esperada. Desde las pasadas elecciones autonómicas CiU asegura que quiere pactar con ERC, pero en la coalición se tenía claro que, al final, acabaría apoyándose en el PP.

Ayer, en la ejecutiva, no faltaron intervenciones contrarias a ese sí a Aznar. La consejera de Enseñanza, Carme Laura Gil, y el diputado Carles Campuzano, entre una decena larga de intervenciones, mostraron sus reticencias. No obstante, en CiU se da por seguro que la disidencia quedará reducida a la mínima expresión. Pujol ha dado una señal inequívoca y como en 1996 -con el pacto del hotel Majéstic con el PP- los nacionalistas cerrarán filas.

Pere Esteve explicó, con la vista puesta en el tendido radical, que se trata de "un fin de ciclo", "coherente" con el sí del PP a la investidura de Jordi Pujol. Los próximos 15 días se celebrará un consejo nacional de CDC -máximo órgano entre congresos- para tomar una determinación, aunque nadie espera sorpresas. De momento, la reunión de la ejecutiva se prolongó por espacio de tres horas y la dirección se ha dado un plazo de dos semanas para que sus tesis acaben siendo compartidas por la franja más amplia posible del partido. Los hechos son tozudos y sitúan al PP catalán al lado de CiU en el Parlament. En los próximos días, el apoyo popular a los presupuestos será la prueba de fuego definitiva.

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La oposición catalana, por su parte, criticó con dureza la posición de la dirección de CDC. El dirigente del PSC Pasqual Maragall lamentó "profundamente" la decisión del partido de Pujol porque supone una "rendición sin condiciones" que cierra la puerta a una unión de los partidos catalanes para presentar una "propuesta catalana" en Madrid.

Convergència, por otra parte, decidió ayer ceder uno de sus diputados al Bloque Nacionalista Galego para que pueda formar grupo parlamentario propio en el Congreso con los tres escaños que obtuvo en las elecciones más otro del PNV.

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