Sotheby's y Christie's intentan sobrevivir al mayor terremoto de su historia
Todas las apuestas están abiertas. Sotheby's y Christie's, los dos pilares del mercado de las subastas de arte, han visto tambalearse sus inquebrantables cimientos bajo los ataques del Departamento de Justicia norteamericano, que intenta demostrar que las dos compañías llevan años abusando de su situación de monopolio para pactar sus comisiones. La fulminante dimisión el pasado lunes de la dirección de Sotheby's ha desatado todo tipo de especulaciones sobre el alcance de estas acusaciones, en un momento particularmente delicado, justo antes de las millonarias ventas de primavera y cuando las dos casas se han lanzado en arriesgadas estrategias frente a la amenaza de Internet.
Las reclamaciones de unos 40 clientes de los dos grandes de las subastas presentadas la semana pasada ante un tribunal de Manhattan fueron el desencadenante de una situación que ha conmovido el mundo del arte. El juez Lewis Kaplan decidió ayer que las demandas civiles por pactar tarifas abusivas y violar las leyes antimonopolio se agrupen en un caso conjunto contra Christie's y Sotheby's, lo que apuntala la investigación del Departamento de Justicia, que después de tres años de laboriosas pero infructuosas pesquisas empezaba a hacer mella en las compañías. El caso pasará a los tribunales en febrero de 2001 si las partes no se ponen antes de acuerdo.El pacto entre caballeros de las dos casas también está siendo objeto de la curiosidad de la Comisión Europea y de las oficinas británica y australiana para la competencia. Tampoco se descarta que a raíz de la publicidad que han provocado los últimos acontecimientos surjan nuevas demandas de otros clientes airados en el resto del mundo. Ayer mismo un bufete de Filadelfia presentó otra demanda contra Sotheby's en Nueva York.
Una ofensiva coordinada podría causar incalculables pérdidas a las compañías, que dominan el 95% del mercado mundial de las subastas de arte, valorado en unos 4.000 millones de dólares (más de 600.000 millones de pesetas). La pregunta es saber si conseguirán pactar un acuerdo como ya lo hicieron en los años setenta ante acusaciones similares o si éste es el principio de una larga y costosa batalla legal.
Nueva era
La sorprendente y fulminante dimisión de Alfred Taubman, presidente y principal accionista de Sotheby's, y de su directora, Diana (Dede) Brooks, el pasado lunes parece indicar que la situación es más grave de lo que se pensaba. Su salida marca el inicio de una nueva era con el nombramiento del ex rector de la Universidad de Columbia Michael Sovern, un neófito en el mundo del arte pero una figura respetada por su integridad. Romper con la antigua dirección, dar una nueva imagen y colaborar con el Departamento de Justicia es parte de una estrategia para salvar el prestigio de más de 200 años de tradición en el mundo del arte.
En la carrera de quién canta antes, Christie's lleva unos metros de ventaja. El pasado diciembre, de la mano de su nuevo propietario, el multimillonario francés François Pinault, prescindió de su histórico director ejecutivo, Christopher Davidge, poco antes de anunciar que había decidido colaborar abiertamente con los investigadores norteamericanos sobre las posibles infracciones cometidas durante la pasada etapa a cambio de una amnistía. Sotheby's anunció hace unos días que también estaba hablando con Washington. Pero quizás sea ya un poco tarde para confesar.
Hace un mes, Christie's habría reconocido, según contó la prensa británica a principios de este mes, que conspiró con su rival para fijar el precio de las comisiones de compra-venta. La investigación que el fiscal general, John Greene, inició en 1997 se basa en dos etapas concretas, 1992 y 1995, cuando las casas de subastas anunciaron con pocas semanas de intervalo idénticos cambios en los porcentajes de sus tarifas para al final cobrar a los vendedores unas comisiones no negociables del 2% al 10%, según el precio del objeto. La decisión les permitía así seguir recaudando considerables beneficios durante el bajón que sufrió el mercado del arte en los años noventa. Christie's ya se ha desmarcado del pacto y hace dos semanas anunció nuevas tarifas para atraer a nuevos vendedores y mitigar posibles descontentos.
Futuro incierto
Las denuncias, las dimisiones y la investigación ya han supuesto pérdidas considerables: las acciones de Sotheby's perdieron el 12% de su valor en un solo día tras conocerse la dimisión de su cúpula directiva. Su valor de mercado total ha pasado de 1.900 millones de dólares hace un año a menos de la mitad. Christie's no cotiza en bolsa. Pero las grandes afectadas podrían ser las próximas ventas de primavera, que, con las subastas de otoño, son los dos momentos álgidos del mercado del arte. Las ventas de primavera debían confirmar el nuevo resurgir de las subastas, pero es probable que vendedores y compradores esperen, quizás hasta el próximo otoño, hasta que la situación se calme, para pujar.
A medio plazo, una costosa batalla legal o una embarazosa pérdida de imagen pueden resultar muy perjudiciales cuando las dos compañías se están planteando su futuro ante una nueva competencia: Internet. Sus estrategias han sido radicalmente diferentes, pero igualmente costosas. Christie's decidió ignorar Internet, mientras Sotheby's se ha lanzado, conjuntamente con la primera librería cibernética del mundo, Amazon.com, y también por cuenta propia, en el negocio de las subastas en la red. Pero la inversión de 25 millones de dólares no ha dado muy buenos resultados, una apuesta lanzada por su ex directora, Diana Brooks, que ha fragilizado la situación financiera de la compañia, con una deuda acumulada de 400 millones de dólares. Por si fuera poco, la dimisión de Alfred Taubman, que posee el 22,55% de las acciones de Sotheby's y el 63% de los votos de su consejo directivo, hace pensar que está dispuesto a vender su parte del negocio.
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