Manuscritos de Franco se subastan en Madrid
El conjunto de documentos que la sala Fernando Durán subastó ayer en Madrid da la sensación de corresponder a un periodo muy preciso de la biografía de Franco. A partir de 1938 y en 1939 Franco escribió con frecuencia, de su propia mano, textos relativos, por ejemplo, a disposiciones legales, partes de guerra e incluso instrucciones para operaciones militares. Su valor como material dotado de información histórica no es crucial, pero tampoco resulta desdeñable.Si uno traspasa las fronteras encuentra en Lisboa el archivo de Salazar tan disponible para los historiadores como el de Pompidou en París. A estas alturas es absurdo ser franquista o antifranquista de modo retrospectivo y la falta de acceso a esos papeles sólo puede crear mitos o alimentar leyendas. Lo lógico sería un acuerdo entre la Fundación Franco y el Ministerio de Cultura que normalizara la situación y que, cuando aparecieran textos autógrafos como los subastados, se pudiera garantizar su adquisición legal al mismo tiempo que se convirtieran en fuente nueva para el historiador por el procedimiento de declararlos "bien de interés cultural", como permite la Ley del Patrimonio Histórico. Eso no tiene que ofender a nadie, ni impide el coleccionismo legítimo de autógrafos, sino que permitiría reconstruir el pasado con probidad.
