El Ejército chileno expresa su frustración
Una circular interna critica la decisión sobre Pinochet como "una maniobra de venganza política"
El jefe del Ejército chileno, general Ricardo Izurieta, envió a todas las unidades una circular extraordinaria en la que califica de "clara maniobra de venganza política internacional" la luz verde del juez británico Ronald Bartle para el juicio de extradición de Augusto Pinochet. La carta, cuyo contenido fue filtrado por la propia institución, señala que está muy preocupada por el estado de salud de su excomandante en jefe. Izurieta da cuenta a todos los oficiales y suboficiales del Ejército de las gestiones realizadas hasta ahora por las autoridades chilenas en Londres, Madrid, Roma y Chile para lograr el regreso del ex dictador a su país.La nota de Izurieta afirma que el veredicto del juez Bartle aumenta el sentimiento de frustración, indignación y dolor de los integrantes de la familia militar, ya que impone continuar con "la injusta y arbitraria detención de quien fuera su comandante en jefe y senador en ejercicio, por causas que no se compadecen con un verdadero sentido de justicia y que continuará afectando la dignidad y soberanía del país".
El jefe del Ejército concluye afirmando que la institución que preside "ha actuado y seguirá empleando todos los canales que sean pertinentes, tanto para sensibilizar a los sectores que sea del caso y actúen en consecuencia, como para brindar los apoyos para dichas acciones".
La capacidad de asombro
El fallo del juez británico no pilló a nadie por sorpresa en Chile. Ni a las Fuerzas Armadas. Un oficial de la Marina resumió el sentimiento de los uniformados con una frase: "Hace rato que perdimos la capacidad de asombro". De puertas afuera los militares han transmitido tranquilidad mientras esperan el resultado de las gestiones del Gobierno. No hubo declaraciones amenazadoras ni subidas de tono, ni presiones para una convocatoria del Consejo de Seguridad Nacional (Cosena) -organismo heredado de la dictadura y símbolo del poder de presión militar-.El Ejército no está hoy en condiciones de llevar a cabo demostraciones de fuerza como los acuartelamientos o movimientos de tropas de antaño. No le haría ningún favor al general detenido.
Algunos sectores empresariales -otro de los poderes fácticos de Chile- han lanzado veladas advertencias de los riesgos que tiene el fallo judicial contra Pinochet. El presidente de la Sociedad Nacional de Agricultura, Ricardo Ariztía, dijo que podría retrasar la reactivación económica y la toma de decisiones por parte de los agentes económicos, ya que, en su opinión, el caso Pinochet se une a la incertidumbre que planea sobre el mercado por la crisis económica, la sequía, el racionamiento eléctrico y la proximidad de las elecciones de diciembre. Más contundentes fueron las palabras del vicepresidente de la Cámara Nacional de Comercio, Mario Agliati, quien cuestionó el proceso de diálogo iniciado entre militares y abogados de las víctimas de la dictadura y otros sectores de la sociedad. "No sacamos nada con tener mesas de diálogo y estar todos tratando de empujar el carro hacia la reconciliación, si tenemos al senador Pinochet secuestrado en Londres".
El empresario recibió la inmediata respuesta de Genaro Arriagada, exministro demócratacristiano y jefe de la campaña electoral del candidato de la Concertación (coalición gubernamental), el socialista Ricardo Lagos. "La Mesa de Diálogo es el mayor esfuerzo que los chilenos estamos haciendo para encontrar vías de reconciliación. Nunca estuvo planteada como un instrumento para hacer volver al general Pinochet", dijo Arriagada, que aprovechó para puntualizar que la situación en la que se halla el caso Pinochet es un puro asunto procesal. En la misma línea, el obispo auxiliar de Santiago, monseñor Sergio Valech, dijo en su calidad de representante de la Iglesia católica en la Mesa de Diálogo que dicha instancia debe continuar sus actividades, después de la primera ronda de conversaciones.
Después de un largo período de meses de intentar las más variadas tácticas político-jurídicas para lograr, sin éxito, el regreso de Pinochet, al Gobierno chileno sólo le queda un último argumento para frenar el juicio de extradición: convencer a las autoridades británicas de que el estado de salud de Pinochet empeora día a día hasta el punto de que su vida está en riesgo. Por ello, apela al sentimiento humanitario del Gobierno del Reino Unido para entregar al ex dictador. Ésta es la estrategia que pondrán en práctica esta semana los tres ministros más próximos al presidente Eduardo Frei: Edmundo Pérez Yoma (Defensa), José Miguel Insulza (Secretaría general de la Presidencia) y Juan Gabriel Valdés (Exteriores). Un demócratactistiano y dos socialistas con amplio poder en el Gobierno de la Concertación y con estrechos lazos con el candidato de la coalición gubernamental y favorito en las elecciones presidenciales de diciembre.
Es más que probable que el debate médico desplace los próximos días el debate jurídico y político. La salud de Pinochet ha sido objeto de una controversia creciente a medida que se aproximaban fechas decisivas para el futuro judicial del exdictador. Ayer, un diario de Santiago reproducía un gráfico de un cuerpo humano titulado Las enfermedades de Pinochet que indicaba 17 dolencias. El senador socialista Carlos Ominami pidió que se diga la verdad sobre la salud de Pinochet y que no se utilice su estado con otros fines. El dirigente del PS ironizó al aludir que un día el general aparece poco menos que con respiración artificial y otro día está comiendo empanadas.
Atentados antiespañoles
El grupo ultraderechista Patria y Libertad, en proceso de reconstrucción, se responsabilizó ayer del lanzamiento de un cóctel mólotov contra una oficina del Banco Santander y una falsa amenaza de bomba contra una filial de Telefónica, en la ciudad de Coquimbo, a casi 500 kilómetros al norte de Santiago. El ataque contra la sucursal bancaria ocurrió de madrugada y sólo produjo la rotura de algunos cristales en la fachada del inmueble. El otro artefacto, una falsa bomba, fue localizado por un guarda de seguridad tras una llamada anónima.Entre tanto, los avatares de la situación del exdictador no parecen preocupar en demasía al ciudadano de a pie. En Santiago, las manifestaciones de júbilo y de repudio por el fallo del juez Bartle se circunscribieron a los sectores más comprometidos con el caso Pinochet. Ayer, primer día de un fin de semana largo, la capital chilena estaba semiadormecida bajo el cielo gris donde la contaminación se mezclaba con una intensa niebla. La vida no se ha paralizado en Chile. El futuro del senador vitalicio es cada día que pasa un tema que preocupa más a algunos dirigentes políticos y a los medios de comunicación que a la mayoría de chilenos.
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