El Gobierno de Pekín ofrece por primera vez en 50 años ayuda oficial a "la isla rebelde"
¿El seísmo que ha sacudido Taiwan va a propiciar la ocasión para renovar el diálogo entre dos enemigos acérrimos? Menos de 24 horas después de que comenzara el temblor de tierra, China se ha apresurado, por primera vez después de 50 años, a tender la mano a la "isla nacionalista rebelde", y ha ofrecido ayuda oficial. "Estamos listos para facilitar toda la cooperación posible a los damnificados del terremoto", ha declarado alto y claro el presidente chino, Jiang Zemin. La catástrofe "ha herido el corazón" de los chinos del continente, cuyo "pueblo está unido por la sangre y la carne" al de la isla.
"Sentimos la agonía de Taiwan como propia, y estamos deseosos de facilitar toda la ayuda necesaria para reducir las pérdidas producidas por el desastre del terremoto", añadió Zemin. Para el presidente, "el pueblo chino forma un solo cuerpo en las dos costas del estrecho de Taiwan".La Cruz Roja de la China popular ha decidido donar a un fondo de socorro dedicado a Taiwan 100.000 dólares (16 millones de pesetas) y 500.000 yuanes (9,7 millones de pesetas). Una suma simbólica. Pero que significa también que China demuestra su intencior de convertir en hechos sus palabras.
Otros, como Rusia, tampoco han esperado: un avión Ilyushin-76 con 73 personas a bordo partió ayer de Moscú. Estados Unidos tampoco ha querido perder más tiempo y ha enviado dos aviones militares equipados con la tecnología más moderna: aparatos para detectar el calor del cuerpo humano, el más leve movimiento o sonido. Japón, a su vez, ha anunciado el envío de 100 bomberos y especialistas.
Pese ello, todos los equipos internacionales acuden con perros adiestrados en la búsqueda de personas bajo los escombros. Al parecer, estos animales son más efectivos que las máquinas, pues no se dejan distraer por sonidos que confunden a los aparatos más sofisticados.
Cooperación espontánea
El portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores chino no ha perdido tiempo en subrayar que este ofrecimiento espontáneo de socorro no tiene nada que ver con las tensiones políticas entre China y Taiwan, pero los sinólogos se interrogan sobre el sentido político del gesto.
"Los chinos de Pekín no van a volver de momento a la mesa de negociaciones", tiende a relativizar el sinólogo francés Jean Pierre Cabestan, que trabaja en el Centro de Estudios Franceses sobre la China contemporánea en Hong Kong. "Pero China quiere mostrar al mundo que es magnánima, cuidadosa de cierto sentido humanista y que no duda a la hora de ayudar a sus hermanos de sangre en necesidad. Pero, en el fondo, esto no cambiará en nada las relaciones entre ambos", añade.
Las relaciones entre China y Taiwan se quebraron el pasado mes de julio cuando el presidente taiwanés, Lee Teng-hui, declaró en un diario alemán que "después de 1991, Taiwan va a redefinir sus relaciones con el continente chino como relaciones de Estado a Estado".
Esta afirmación había llevado a Pekín, durante todo el verano y en los últimos días, a asumir una política de intimidación militar, de provocación verbal y de desinformación. Ciertos diarios procomunistas de Hong Kong dejaron entender en los últimos tiempos que China esperaba a las celebraciones del 50 aniversario de la República Popular, el próximo 1 de octubre, y antes de las elecciones presidenciales de Taiwan en marzo del año 2000, para "dar una lección" a la isla escindida. Una posibilidad que se barajaba era la de imponer un embargo comercial sobre las islas de Quemoy, hoy administradas por Taiwan, y que se encuentran en el archipiélago de Matsu, más allá de Fujian.
Gestos con significado
Los gestos de China nunca son gratuitos, sobre todo en la diplomacia que respecta a Taiwan y Estados Unidos, y siembran dudas sobre sus motivaciones. Según el análisis del sinólogo Jean Pierre Cabestan en un artículo que va a aparecer próximamente en la revista Revue Perspectives Chinoises, China ha entrado recientemente en una fase de moderación con Taiwan. Es decir, más allá de los gestos con respecto a la isla rebelde y de los propósitos de su presidente, Lee Teng-hui, China no parece preparada esta vez para entrar en una confrontación militar directa como sí pareció durante la crisis de los misiles de 1996.
"En el mundo después de la guerra de Kosovo, y ahora que Timor Oriental ha votado a favor de su independencia, China Popular ya no se siente segura sobre la cuestión de Taiwan", escribe el sinólogo francés. "Por añadidura, hay informaciones que aseguran que Jiang Zemin podría anunciar, durante las conmemoraciones del 1 de octubre, la apertura de negociaciones que lleven a la reunificación con Taiwan". Y concluye: "El menos improbable de los escenarios posibles es el retorno progresivo de la República Popular China hacia la mesa de negociaciones con Taiwan. ¿La angustia actual del hermano de sangre se convertirá en la ocasión para una verdadera mano tendida?".
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