_
_
_
_
Reportaje:

Los sin clase

Varias familias españolas no escolarizan a sus hijos y los educan en sus propias casas

Un grupo de familias españolas tienen a sus hijos sin escolarizar porque prefieren enseñarles en sus casas. El caso de Gabriel, el niño de Almería que, con siete años, no va al colegio y estudia por Internet, ha desvelado la existencia de una red de familias, de cuyos testimonios deja constancia una veintena de padres en unas publicaciones a las que ha tenido acceso este diario. El tema ha despertado gran preocupación en la comunidad educativa. Hay divergencias en la interpretación de la ley en estos casos y las autoridades aseguran que no conocen estas situaciones.

Más información
Ni desidia ni abandono

Como Gabriel hay al menos dos decenas más de niños en España en esta situación cuyos padres llevan años organizando congresos para exponer su opción educativa. La situación de estos niños sin clase es muy peculiar: no han pisado ni una sola vez un colegio, pero no están desatendidos. Existe una publicación especializada, Crecer sin Escuela, que se edita en la población alicantina de L'Alfàs del Pi, en la que familias de distintos puntos del país ofrecen su testimonio sobre el modo en que educan a sus hijos en casa y por qué decidieron no llevarlos al colegio. También se mencionan encuentros nacionales y regionales de familias con niños no escolarizados.El director del programa de Nuevas Tecnologías del Ministerio de Educación, Juan Luis Cordero, reconoce que la posibilidad de que cada vez haya más personas que decidan educar a sus hijos en casa con el apoyo, entre otras herramientas, de Internet "es un buen tema de reflexión teórica". Cordero explica que en Estados Unidos se planteó el problema de los padres que reclamaban el derecho a educar a sus hijos en casa, algo que no recogía la Constitución norteamericana. "Las sentencias ordenaban que los niños estuvieran escolarizados. Aunque también es cierto que hubo sentencias más favorables en las que se reconocía ese derecho por algunos motivos como los religiosos, pero siempre bajo la supervisión de la Administración y validando esos títulos", rememora este responsable educativo.

Ningún niño sin escolarizar

Cordero asegura que en España "no hay ningún niño de 6 a 16 años que esté sin escolarizar", e insiste en que el paso por la escuela es fundamental para la socialización de los niños. Pero los testimonios de publicaciones demuestran lo contrario. Uno de ellos dice: "Somos Marián, de 34 años; Josuá, de 41; Rocío, de 11; Shanti, de 9, y Alla, de 4. Nuestros dos hijos mayores estuvieron en la escuela hasta febrero de 1996 en Monachil (Granada), donde vivíamos antes. Allí no eran felices, había un ambiente agresivo y competitivo. Josuá y yo pensábamos en cambiar la escuela, más que en apartarnos de ella. Trabajamos mucho con la asociación de padres y acogimos con entusiasmo un proyecto de los servicios sociales para hacer una escuela de padres. Ninguna de estas cosas funcionó. En octubre del 95 conocimos un puesto informativo de Niños sin Escuela en la Feria Alternativa de Granada".

Estos padres explican que poco después decidieron sacar a sus hijos de la escuela: "Nos mudamos a una finca que ya compartían otras dos familias. Hoy hemos tomado ya conciencia de que somos nosotros, y no otras personas, los que queremos vivir con ellos, atender sus necesidades de aprendizaje (y no las impuestas desde fuera) y, mutuamente, enseñarnos y aprender".

Otro testimonio es el de una madre de Girona que busca consejo en familias con su misma filosofía: "Me siento muy indecisa y vulnerable. Mi hija va a cumplir tres años y todavía no sé si debo escolarizarla o no. Siempre he hecho lo que creía que debía hacer conmigo misma, a pesar del mundo, pero ahora debo decidir por mi hija. Supongo que no he perdonado a mis padres por sacarme de casa contra mi voluntad y meterme en el colegio". Esta madre añade que no ha perdonado la incomprensión e insensibilidad de los profesores, "ni sus humillaciones, sus aprobados y sus suspensos". Pero duda: "Yo hice una carrera con la que me gano la vida y disfruto. Y pienso: si mi hija no va al colegio, ¿quién le dará un trabajo en el futuro? ¿No me dirá que sacrifiqué su futuro por mis ideas y mis miedos?".

Retroceso

En la Confederación Española de Asociaciones de Padres de Alumnos (CEAPA), tampoco les consta que exista algún caso así. Su vicepresidenta, Isabel Rodríguez González, mantiene que "el mayor logro de este siglo ha sido la universalización del derecho a la educación. Cuando no era así recibían una educación en sus casas aquellos que podían permitirse tener profesores particulares, y eso marcaba una diferencia de clases. En estos momentos me parecería un retroceso; no sería positivo".

No obstante, Rodríguez reconoce que "quizás Internet, en el futuro, pueda producir una revolución en la educación". Desde el punto de vista legal, estos casos no están claros. Cuanto se produce absentismo -que suele ser en familias desestructuradas o en minorías marginadas-, la Administración se pone en contacto con los padres para comunicarles que tienen la obligación de llevar al niño al colegio. Si los padres no tienen en cuenta la advertencia, se puede acudir a los tribunales para que éstos ordenen la escolarización.

Suelen ser los directores de los centros educativos o los servicios sociales los que alertan de estos casos. Por norma general, cuando se dan estos casos, los jueces entienden que existe desatención y abandono familiar hacia el menor y obligan a los padres a llevarlo al colegio. Pero cuando el niño no está escolarizado pero sí bien atendido y educado en casa, la situación se complica y hay jueces que tienen otra interpretación.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_