La llamada española al cine del mundo comienza hoy con pronósticos optimistas

Unos 1.300 periodistas, el doble que el año pasado, serán -tras la sesión inaugural de esta noche, protagonizada por Lawrence Kasdan y su Mumford- testigos del concurso entre una veintena de filmes de las dos Américas, Asia y Europa en busca de la Concha de Oro, dentro de los espacios del nuevo edificio del Kursaal. Se percibe cierto optimismo en los organizadores de la gran cita española al cine de todo el mundo, por las calidades -sin contrastar todavía- del concurso, la resonancia de las celebridades invitadas y el interés de las retrospectivas. Comienzan hoy nueve días vertiginosos.

Llegaron ayer el guionista y director estadounidense Lawrence Kasdan, la actriz italiana Anna Galiena y la estadounidense Tippi Hedren y hoy continuará el desfile de gente famosa con el francés Bertrand Tavernier, presidente del jurado. Son abundantes las celebridades del cine que han respondido afirmativamente a la llamada de San Sebastián. La capacidad convocadora del festival aumenta cada año y éste parece haber dado un visible salto adelante.Se espera la próxima llegada de la eminente actriz Vanessa Redgrave, hija de sir Michael, un aristócrata de la escena británica, y de Anjelica Huston, hija de John, el inmenso cineasta outsider, que se exiló del olimpo de Hollywood a una aldea de Irlanda. Otra familia de cómicos de alcurnia se reunirá aquí entre esta tarde y mañana: la de Tippi Hedren -protagonista de Los pájaros, que abre el homenaje a Alfred Hitchcock en su centenario- con sus hijos, Melanie Griffith y Antonio Banderas, que aportarán su película Crazy in Alabama, que fue estrenada hace exactamente una semana en la Mostra de Venecia.

Sordi y Fernán-Gómez

Dentro de unos días llegará el actor italiano Alberto Sordi, el genial Albertone, una especie de fetiche nacional en Italia, que acude esta vez a dar su enorme, magnífica y celebérrima cara como inmejorable carta de presentación del segundo ciclo que dedica este festival a las inolvidables comedias -este año, un total de 26- en que desembocaron las severas tradiciones del neorrealismo italiano en los años cincuenta y sesenta. Y la del inmenso cómico, escritor y director español Fernando Fernán-Gómez, al que se tributará aquí un homenaje que girará alrededor del estreno de La lengua de las mariposas, su por ahora última prodigiosa actuación, dirigido esta vez por José Luis Cuerda. Todo cuanto sea celebrar la obra de uno de los mayores artistas españoles de este siglo es siempre poco.

Ya está aquí también el director, historiador y crítico cinematográfico francés Bertrand Tavernier, que preside el jurado internacional encargado de dirigir el próximo día 25 los contenidos del rito final de la entrega de premios, encabezados por una Concha de Oro, cuya cotización entre los profesionales del cine no ha cesado de aumentar los últimos años, pese a degradantes escándalos como el ocurrido en septiembre de 1998, en el que fue a parar a las manos de los responsables de una vulgar y corriente película argentina, de título ya completamente olvidado, frente a obras del fuste de la norteamericana Dioses y monstruos, de Bill Condon, y De todo corazón, del francés Robert Guediguian, admirables películas cuyo vigor y belleza crece a medida que se alejan en el tiempo. El daño que la miopía de aquel jurado hizo el año pasado al festival fue irreparable.

El presidente del de esta edición, Bertrand Tavernier, es una doble víctima de otros dos dislates parecidos. La miopía del jurado de hace tres años aquí dejó sin Concha de Oro a su extraordinaria película Capitán Conan; y el (no puede tildársele de otra manera) analfabetismo de que hizo alarde en febrero el jurado del Festival de Berlín ignoró a su formidable y estremecedor poema pedagógico Hoy empieza todo, cuya proyección aquí servirá de desagravio y de punto de reencuentro de los informadores y críticos de cine con este eminente artista francés, cuya ingente obra se sitúa entre las irreemplazables en la confección de los signos de identidad del cine europeo actual, ya ante las puertas del segundo siglo del lenguaje por excelencia del arte moderno.

Otras celebridades esperadas son el actor y director inglés Tim Roth, que se dio a conocer hace 10 años en Rosencrantz y Guildestern, de Tom Stoppard; la actriz norteamericana Eva Marie Saint, alumna del gran Elia Kazan y protagonista de la archipopular película de Hitchcock Con la muerte en los talones; y, finalmente, su joven colega y compatriota Madeleine Stowe.

Concurso

El capítulo de las películas en concurso -que es la parte menos llamativa de los festivales cuando comienzan, para ir convirtiéndose día tras día en el capítulo esencial y el único que queda al fin en la memoria del cine- es como casi siempre un misterio. Suenan en él nombres conocidos, como los de Lawrence Kasdan, que aporta la ya aludida Mumford ; el inglés Mike Figgis, que trae una nueva filmación de La señorita Julia, el genial drama de August Strindberg; el brasileño Carlos Diegues, que presentará Orfeu; el suizo Alain Tanner, que reaparece con Jonas y Lina, a demain; el francés Michel Deville, que trae a la competión La maladie de Sachs y, barriendo ya para casa, los españoles Bigas Luna, que trae su ambiciosa Volaverunt, que tiene pinta de pertenecer al lado bueno del muy irregular itinerario profesional del cineasta catalán, que da tremendos bandazos entre la vulgaridad de Bambola y la exquisitez de La camarera del Titanic, y la cineasta Gracia Querejeta que, con Cuando vuelvas a mi lado, aspira a desamarrar y exteriorizar, esta vez sin corsés novelescos que amordacen la elocuencia del vigoroso y refinado cine que esta mujer lleva casi inédito dentro. Pero todo esto son conjeturas. El desfile de certezas comienza esta noche.