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Europa protege los 'pequeños empleos'

El Ecofin autoriza un IVA reducido en la UE para algunos trabajos intensivos en mano de obra

Xavier Vidal-Folch

ENVIADO ESPECIALAlbricias para los "pequeños empleos", "trabajos manuales" o "servicios de proximidad". El Consejo de Ministros de Economía y Hacienda (Ecofin) de la Unión Europea dio ayer luz verde, en su reunión informal de Turku, a la fijación de un IVA reducido para los servicios con alta intensidad en mano de obra. Reparadores de bicicletas, zapateros, limpiacristales, peluqueros o cuidadores de ancianos a domicilio podrán beneficiarse de la medida. No es obligatoria. Cada uno de los Quince la aplicará si lo desea. Francia es el país que más confianza deposita en ella y será la primera en llevarla a la práctica.

Las categorías que pueden beneficiarse de esta rebaja son los pequeños servicios de reparación: bicicletas, calzado y artículos de cuero, vestidos y ajuar doméstico, incluidos los remiendos; la renovación y reparación de viviendas privadas, "salvo los materiales que representen una parte importante del valor del servicio proporcionado"; la limpieza de cristales y de domicilios privados; los servicios de cuidados a domicilio como la ayuda a niños, ancianos y disminuidos físicos, y la peluquería.

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Cada país podrá aplicar el IVA reducido sólo a dos de estas categorías, y, si quiere beneficiar a una tercera, deberá pedir permiso al Ecofin.

Medida experimental

La luz verde a esta rebaja fiscal será temporal, entre el inicio del 2000 y el final del 2002, porque es una medida experimental. Unos creen que fomentará la creación de empleos; otros, que ayudará a aflorar negocios inmersos en la economía clandestina, y algunos son escépticos sobre ambos resultados. Las categorías han sido fijadas atendiendo a varios requisitos: que sean actividades muy intensivas en mano de obra, proporcionadas al consumidor final sin intermediarios; de alcance local, de manera que no distorsionen la competencia, y que no perjudiquen el buen funcionamiento del mercado interior europeo.

La lista podrá ampliarse hasta el 8 de octubre. El portugués Fernando Teixeira Dos Santos pretendió añadir restaurantes y hoteles, lo que inquietaba a otros, porque el sector turístico es muy importante y concederle ventajas en un país podría suscitar desplazamientos en los flujos de viajeros. Pero no es que Lisboa pretenda reducir ahora el tipo de IVA de restaurantes y hoteles, sino sólo salvar la decisión que tomó en 1996 para reducirlo del 17% al 12%, a fin de aproximarlo al español (7%). La Comisión le abrió un procedimiento de infracción, del que ahora quiere desembarazarse por la puerta trasera. "Los portugueses se han despertado tarde", comentó el ministro francés Dominique Strauss-Kahn. Strauss-Kahn fue el más feliz, porque en los presupuestos que presenta el miércoles a la Asamblea había previsto incluir la rebaja del IVA para reparación de viviendas y servicios domiciliarios (desde el tipo actual del 20,6% a otro del 5,5%), una de las obsesiones de la ministra de Trabajo, Martine Aubry, heredada de su padre, Jacques Delors. El ministro evaluó el coste para la Hacienda francesa en 18.600 millones de francos, casi medio billón de pesetas.

El vicepresidente económico español, Rodrigo Rato, se mostró menos entusiasta. Ni la propuso ni se opuso. Y ahora la toma con parsimonia: "Cuando se apruebe la lista , este Gobierno se lo comunicará seguramente al Parlamento español", afirmó.

Si los ministros lograron este imprevisto consenso sobre este aspecto de la tributación del empleo, avanzaron menos de lo que proclamaban en cuanto a la armonización de la fiscalidad sobre los intereses del capital ahorrado individualmente. La directiva propuesta por el comisario Mario Monti persigue evitar la evasión fiscal, el maletín negro que transita desde Alemania o España a Luxemburgo, donde estos flujos están exentos de gravámenes fiscales.

La propuesta ofrece a cada Gobierno una opción doble: imponer una retención en la fuente (del 20%) al ahorro de sus ciudadanos residentes en otro Estado miembro u obligarse a ofrecer al otro Estado miembro del que es nacional el ahorrador al que acoge en su territorio toda la información fiscal del individuo. Con esta segunda fórmula, los luxemburgueses conservarían su privilegio fiscal, pero el Gran Ducado dejaría de ser un paraíso fiscal, lo que aceptaría, aunque a regañadientes, si se aprueba otra directiva de Monti que persigue anular la doble imposición a empresas del mismo grupo residenciadas en distintos Estados miembros de la Unión.

El canciller del Exchequer, Gordon Brown, presentó su documento de reservas al proyecto, porque quiere excluir de todo gravamen a los eurobonos, fuente de riqueza de la City londinense. Justificó la excepción en que gravarlos disminuiría la competitividad financiera europea frente a Nueva York y Tokio en un mercado (el de bonos) que alcanza los cuatro billones de euros (664 billones de pesetas) y que perjudicaría a 100.000 empleados en la City.

Aunque todos mostraron comprensión hacia Brown y celebraron que hubiera presentado un texto "muy técnico que debe estudiarse", también sabían que, si dan esa ventaja a los eurobonos, se podría producir otra distorsión, porque los inversores en otros activos canalizarían su ahorro a los eurobonos.

El documento británico asegura que sólo el 10% de los eurobonos negociados en Londres corresponde a particulares (los afectados por la directiva), mientras que el grueso son inversiones empresariales. Pero ese pequeño porcentaje supone cantidades absolutas capaces de desestabilizar cualquier mercado de valores europeo. Monti prometió estudiar el alcance de la excepción solicitada (es decir, si se puede conocer quién ostenta cada activo), algo técnicamente difícil, porque cualquier grupo de particulares puede escudarse en una pantalla empresarial.

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