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Elton John ofrece su lado más íntimo, a solas con su piano

El músico británico actuó anoche ante 4.000 personas en Pontevedra

Xosé Hermida

"Esta noche vengo solo con mi piano", dijo Elton John para presentarse ante las 4.000 personas que le esperaban anoche en la plaza de toros de Pontevedra, para un concierto que resultó tan intimista como se había anunciado. Ante un sobrio escenario y un cuidado juego de luces, el cantante británico repasó sus más célebres baladas y dio rienda suelta a su virtuosismo como pianista.

El de anoche en Pontevedra fue el único concierto en España de la gira que Elton John inició en febrero en Estados Unidos y que se truncó el pasado julio por una enfermedad cardiaca del artista, que obligó a implantarle un marcapasos. John reapareció sobre un escenario el pasado lunes en Leeds (Reino Unido) y ayer acudió a Galicia a cumplir el compromiso que había adquirido con la organización de Xacobeo, que también había tenido que suspender el concierto previsto en un principio para el pasado 14 de julio.La enfermedad no ha dejado en el músico secuelas aparentes. Algo regordete, pero con rostro saludable, el músico tocó más de 25 temas en dos horas y media, durante las cuales bebió incesantemente coca cola light. En algunos momentos, incluso abandonó el tono sosegado para aporrear su Yamaha enérgicamente, como cuando cantó Honky cat en una versión que incluyó una larga y frenética improvisación digna de Jerry Lee Lewis.

Azul y dorado

Sobre un escenario que tenía como fondo un tapiz con una cabeza de ángel, John apareció a las diez en punto vestido con un traje de azul de botones y costuras doradas en los bolsillos y en el cuello. El primer tema fue Your song y al acabarlo, se levantó y saludó al público con una leve inclinación, un gesto que repitió al final de cada tema. "Voy a interpretar algunas canciones que conoceréis muy bien y otras que puede que no sepáis", comentó el artista, que no dijo otra palabra en español más que "gracias", pero se explayó en inglés para presentar la mayoría de las piezas. El público no echó en falta ninguna de sus baladas más célebres, de Daniel a Sacrifice pasando por Border song o Song for guy. Sólo en momentos esporádicos, como en la citada Honky cat o en Rocket man abandonó el tono melancólico y reposado de toda la noche.

Hubo un tiempo en que Elton John tuvo un alma rockera, la de Crocodile rock o de su versión de Pinball wizard de The Who. Pero a sus 52 años no parece quedarle rastro de ella. El público, con sus velas y sus mecheros, ya parecía predispuesto a un espectáculo almibarado.

Porque a este tipo que en sus tiempos desató escándalos por su adicción a las drogas y al alcohol y el modo provocativo en que alardeaba de su homosexualidad, ha acabado convocando a señoras entradas en años que parecen acudir más atraídas por su amistad con la fallecida princesa de Gales que por lo poco que queda de su antigua leyenda de tipo extravagante. El recuerdo a Diana Spencer sirvió para cerrar el concierto con la inevitable Candle in the wind, la pieza que tocó hace dos años en su entierro.

El concierto se inició con una inusual y unánime protesta del público, enojado porque la organización había reservado 400 asientos - el 10% del aforo- para personas afines al partido que rige los destinos de Galicia y de España, que recibieron la consideración de vips, mientras la gran mayoría sufrió incomodidades en los accesos.

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Sobre la firma

Xosé Hermida
Es corresponsal parlamentario de EL PAÍS. Anteriormente ejerció como redactor jefe de España y delegado en Brasil y Galicia. Ha pasado también por las secciones de Deportes, Reportajes y El País Semanal. Sus primeros trabajos fueron en el diario El Correo Gallego y en la emisora Radio Galega.

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