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Reportaje:

Villena, trigo limpio

Los cereales han cambiado el mundo. Desde que miles de años antes de nuestra era, cuando la climatología hacía que se retirase la caza hacia espacios de difícil acceso para los hombres, estos tuvieron que recurrir a comer otro tipo de productos más a su alcance. En aquellos momentos, ya existían cereales, que ricos en proteínas, es de suponer que este dato les era desconocido, les alimentaban con suficiencia. Además se podían recolectar durante una temporada y era posible su conservación durante todo el año. Mucho se ha discutido e investigado sobre que cereal fue el primero en alimentar a la especie humana, pero la discusión no ha llegado a aclarar la situación. Por una parte los cereales eran distintos a los que conocemos en la actualidad, y por otra en cada lugar investigado se han encontrado diferentes tipos de los mismos. Lo que parece fuera de toda duda para los creyentes en la mitología es que los cereales se producen por favor de la diosa Ceres, Deméter en la versión griega, que espera la salida anual de su hija Perséfone del infierno para pasar una temporadita con ella, momento en que de los surcos de la tierra surgen los cereales y otros tipos de flores y plantas. Durante toda la historia de la humanidad, los cereales han sido el producto que ha permanecido como base de la alimentación. Del uno al otro confín, desde el Extremo Oriente hasta El Sur de África, con la única diferencia del tipo. Mijo, cebada, centeno, trigo, arroz, sorgo, todos ellos han contribuido, y contribuyen de forma notable a nuestra estancia en la Tierra. Arroz en Oriente, trigo en Occidente y maíz en el Nuevo Mundo son los tres cereales que actualmente logran mayor consumo, sin que este dato signifique una simplificación, ya que los intercambios comerciales, e incluso las cosechas demuestran la popularidad y diversidad de opciones en cada uno de los territorios habitados. No solo diversidad en el cultivo ni en el consumo, también en la forma; por lo general los cereales se consumen molidos, hay toda una historia sobre la forma de moler, pero también tal como surgen de la planta, o bien descascarillados, tostados, mezclados ambos productos, mezcla con otros alimentos. Pero sin olvidar la forma líquida, de la cebada o la avena se saca la cerveza, el whisky, uisge beatha, agua bendecida, entre otros de la cebada, pero también de la avena, el centeno, el maíz; el vodka, de maíz o trigo, el shake del arroz, la ginebra de la cebada malteada, todos ellos, excepto la cerveza, muy alcohólicos, y en muchos casos, ginebra, shake, vodka, insaboros hasta el punto de poder combinar con la mayoría de platos. En todo el norte de Europa, se toman aperitivos o se comen salazones y ahumados con sus bebidas de grano, más fáciles de conseguir antaño que el vino. Los cereales se suelen cultivar en extensiones lisas, amplias para que su rendimiento y recolección sea mejor, y estas condiciones se dan en la provincia de Alicante en Villena. Por partes perecería instalada en plena Mancha albaceteña, y los productos que allí se cultivan son similares a los de sus vecinos, abundante vino y cereales. De ahí que el trigo entero, sin moler, formando parte de una olla, sólo se consume en esta parte de la Comunidad, cerca del lugar de producción, como plato tradicional que es. Lo hemos tomado en el restaurante Salvadora, de aquella localidad, muy bueno, suave, untuoso, con la gracia que le aportan las carnes, tocinos y gelatinas que lo acompañan. En el mismo local pueden degustar otros platos tradiciones de la gastronomía local, también muy bien confeccionados. Más clásicos son los llamados platos fuertes, que en este caso parecerán menos, carnes, pescados, aunque no defraudan en general. Una amplia bodega de vinos de la tierra acompaña la comida servida de forma profesional y a buen precio. Al local, que debió ser lujoso hace unos años, se le nota el paso del tiempo en la decoración, aunque resulta amplio y agradable. Para final y como homenaje a la zona tomemos un destilado de cereales. A elegir.

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